Días después de recibir el Oscar especial por la instalación Carne y arena, Alejandro González Iñárritu charla sobre las reacciones que ha provocado la obra desde su presentación en Cannes y asegura que “el cine no consigue el impacto emocional de la realidad virtual”.

“Me sorprende la unanimidad de su impacto emocional. Ninguna película podría haber provocado una respuesta así”, afirmó el realizador, sentado en una sala del Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA), donde la instalación Carne y arena agota cada día las entradas.

“Una película la observas, la ves... pero esto lo experimentas. El impacto que deja en la gente trasciende la experiencia bidimensional o pasiva del cine. Eso tiene que ver más con la verdad que encierra la pieza que con otras virtudes. Hay una verdad innegable, y es la realidad de esas personas”, declaró.

El cineasta se refiere al drama de los inmigrantes que refleja su obra, basada en experiencias reales y la cual permite al espectador adentrarse en el desierto de Sonora y acompañar a un grupo de personas, lideradas por un coyote, un traficante, que tratan de entrar ilegalmente en EU.

“No estamos acostumbrados a que la realidad nos emocione y nos afecte. Las ideologías nos han secuestrado los cerebros, nos inducen a interpretar las cosas y no verlas como son. Ya nadie está presente en la realidad. No estamos sensibilizados. Por eso —agregó—, tristemente me pareció que, para hablar de la realidad, debíamos recurrir a la realidad virtual”.

Iñárritu, en el pasado, ha dejado bien clara su postura contra el presidente de EU, Donald Trump, a quien ha acusado de “aterradores brotes sociópatas y fascistas”.

Pero tiene claro que México también debe actuar en el drama migratorio. “México tiene que reconocer que ha fallado a millones de personas que han huido del país por razones muy profundas, no sólo en busca de un dólar”. A toda esa gente “hay que darles dignidad y abrirles las puertas de nuevo”.

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