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La noche del 13 de agosto de 1995 nació en radio una comunidad de amantes de las historias de terror.

Muchos se animaron a contar las historias de sus abuelos o las propias. Así, una noche se escuchaba de un hospital en Tlatelolco donde espantaban y enseguida de otro en Tijuana donde un paciente pedía quitarle la muerte de encima. Pero también había historias de fenómenos extraños en teatros viejos, de mujeres paradas en la carretera, de posesiones o de lamentos en las calles, historias viejas y nuevas que han formado parte de la cultura mexicana y que noche a noche se reunían ahí, en la radio.

El programa apareció de pronto, sin aviso, el 13 de agosto de 1995 y así, de pronto, terminó este 12 de enero tras un camino de 22 años y cinco meses. La noticia se la dieron los directivos de Fórmula el jueves a su conductor, , así que no hubo tiempo para preparar despedidas. Lo que hizo fue escribir una publicación en Facebook despidiéndose pero no pudo terminar de leer los comentarios por la tristeza.

“Nos hace sentir tristes, acongojados, llega el momento en el que dices: ‘chin, ya no tengo gran cosa qué hacer en este mundo en cuanto a la comunicación’, te vas cayendo, vas entrando en duelo, es una muerte, una muerte interna, alguien se te murió ¿Y qué se te murió?, tu personalidad, tu programa”, dice Gacía Castillo vía telefónica.

Antes de La mano peluda Rubén no tenía idea del mundo paranormal. Luego llegó la propuesta del programa y con ello se sumergió en historias de vivos y muertos que le provocaron pesadillas constantes y estrés pero al mismo tiempo altos niveles de audiencia.

“En marzo de 1997 La mano peluda ocupó el primer lugar en rating de la noche con 1.97 puntos; eso representa mucho en un programa de la noche, cuando las demás emisoras manejaban .18, .26”.

En 1999, a Rubén le ofrecieron una propuesta en Televisa Radio y se fue a hacer Apague la luz y Escuche, formato similar que duró un par de años. Su lugar lo tomó Juan Ramón Sáenz, entonces productor del programa y quien le imprimió un sello particular. El locutor también desarrolló un formato para televisión con Azteca y publicó libros en torno a lo paranormal como Tabatah, 2012 Profecías del fin del mundo y Aquí se respira el miedo.

Años más tarde sostuvo un litigio con Fórmula por los derechos del nombre del programa que finalmente ganó la radiodifusora. Fue una batalla que Rubén decidió no pelear. “Yo jamás entré en controversia con el nombre del programa, soy un empleado muy obediente”, compartió.

En 2010 Rubén volvió al frente del programa escuchando historias y, a veces, viviéndolas en carne propia, como hace dos años que, manejando por Eje Central vio a un joven parado en una calle que desapareció rápidamente y lo dejó mudo.

En 2011, La mano peluda estuvo de luto con la muerte de Juan Ramón Sáenz a causa de una peritonitis, pero su fallecimiento fue relacionado por los seguidores del programa a los casos sobrenaturales y tras hacerle homenaje con más historias de terror, la costumbre de contar y compartir siguió.

Para Rubén, el formato pertenece al pueblo y se puede hacer con otros nombres en todos lados. Incluso considera que hay muchas cosas que podrían explorarse como ir a la calle a cazar historias, visitar las delegaciones y hablar con la gente, sólo se necesitan un espacio que, dice, podría darse en Internet, porque el tiempo ha hecho que las historias cambien e incluso, se vivan de manera distinta.

Hace tiempo que el terror se mudó de plataforma ya que es en YouTube donde proliferan canales como Leyendas De Terror, MundoCreepy, El Orgullo Del Operador, Biblioteca del terror y Dr. Nightmare Vortice Del Terror. Cada uno de ellos, en promedio, con 200 mil suscriptores y 70 mil vistas en cada uno de sus relatos.

“Nosotros volteamos a capturar estas historias de gente mayor, no tanto de los jóvenes, el grueso del programa son mayores de 40 años, a veces entran los chavos pero sus historias no son tan impactantes”, cuenta Rubén.

“No queremos cerrarlo, queremos seguir haciendo otras cosas, ahora con lo de las redes sociales podemos incursionar en YouTube, en un canal propio, podríamos ser vlogueros, tener un espacio y presentar evidencias de que hay cosas que están atrás de nosotros, que de pronto se materializan y somos testigos oculares de esto”.

Al mismo tiempo sabe que ya son 22 años de trabajo y que hay ciclos que se cumplen. Rubén está consciente de que en su caso no hay tiempo para descansar, hay que buscar otras oportunidades y otros espacios.

¿Qué le deja un formato como este? “A mí me despertó la pasión. En abril cumplo 38 años de conductor, ya toda una vida, comencé de 22 años y ya tengo casi 60, he vivido muchas cosas hermosas pero mi Mano peluda me ha dado todo.

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