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“La felicidad” se apaga. El bolero calla. Gualberto Castro se marcha a otro puerto. Un cáncer en la vejiga lo tuvo en el hospital durante tres meses; ayer murió a los 84 años.
Su esposa Gundy Becker había sido informada: Castro estaba desahuciado y sólo era cuestión de esperar lo que su cuerpo resistiera.
Originalmente ingresó al hospital por una infección en la vías urinarias, pero conforme pasaron los días se informó que se trataba de cáncer y que los médicos ya no lo consideraron apto para quimioterapias, por lo que pasaría a cuidados paliativos en donde estuvo hasta su muerte.
El ganador del Festival OTI 1975 estuvo consciente durante todo el miércoles, informó su esposa, y fue por la noche de ese día cuando sufrió una baja de azúcar y algunos de sus órganos, como pulmones y corazón, comenzaron a fallar.
Nacido en la Ciudad de México el 12 de julio de 1934, fue elemento fundametal de la agrupación vocal masculina Los Hermanos Castro y también ganó popularidad a inicios de los 80 cuando se quedó al frente del show cómico musical "La carabina de Ambrosio", luego de que César Costa dejara el show.
Es Costa quien recuerda a su ahora desaparecido amigo como un ser generoso y a quien siempre admiró por ser un artista que abrió las puertas para músicos en EU.
“Es muy lamentable la pérdida de Gualberto porque era un gran cantante, sumamente profesional; tuve el gusto de conocerlo y recuerdo sobre todo cuando estaba con Los Hermanos Castro, tuvieron épocas maravillosas en Las Vegas, eran una carta de presentación muy importante para los artistas de primer rango de EU que los iban a ver, eran ejemplo de armonía, de profesionalismo de buena música”, dijo a EL UNIVERSAL.
Alejandra Ávalos, también amiga cercana de El Gualas, como le decían, lo recordará como un amigo, hermano y maestro de quien aprendió el oficio del artista y con quien recorrió muchos escenarios.
Los últimos días de Castro, señaló la cantante, fueron complicados porque su salud se deterioró.
“Llegó un momento que dejó de comer y que se la pasaba prácticamente dormido, no sufrió dolores ni nada, estaba tranquilito, dormido, reposando; ya no comía, ni bebía, ni nada, no tenía voluntad hasta que finalmente se fue apagando”.
Seducido por la música
Gualberto Castro fue seducido por la música, así lo comentó en una entrevista para la televisión mexicana; cuando estaba en la primaria, la ópera lo cautivó y gracias a que tenía como vecino un maestro de música con título en la Scala de Milán, su sueño estaba por comenzar.
Pero fueron las canciones románticas y los boleros que lo atraparon; antes, pasó como bailarín en el Teatro Blanquita hasta que sus primos Arturo, Javier y Jorge Castro, quienes ya habían fundado a Los Hermanos Castro, lo invitaron para que armonizar la voz de tenor de Jorge. Lo demás es historia.