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Madrid.— El compositor español Rafael Pérez Botija es autor de algunos de los mayores éxitos de José José. Ya retirado, vive entre España y pasa temporadas en Miami, donde vio por última vez al cantante hace dos años, antes de que se enfermara.
“Fue en la boda de mi hija”, recuerda para EL UNIVERSAL en una entrevista en el estudio de grabación de su casa en Boadilla, una tranquila localidad entre pinares, a las afueras de Madrid. Allí dedica su tiempo al deporte y a escribir canciones propias: “Las que no hice antes porque sabía que no se venden”. Y también recordando a los amigos. “Tengo un gran cariño por José José, pero desgraciadamente vivimos muy lejos el uno del otro”, lamenta.
Pérez Botija, de 68 años, reconoce una importante deuda con el intérprete: “Uno de los hechos más importantes de mi vida profesional ha sido trabajar con José José. Ha sido una aventura en lo estético, en lo musical y en lo humano. Creo que por bien que el día de mañana pase a la historia de los artistas, no se hará justicia con el talento que tiene. Es una persona y un artista único”.
Su colaboración comenzó en 1975. Pérez Botija había compuesto para el cantante español Pablo Abraira un tema de gran potencial llamado “Gavilán o paloma”.
“Un ejecutivo de la discográfica de José José la oyó. Estaban en Londres. Les llegó una versión y rápidamente la grabaron. Y ya ves, yo creo que ha sido uno de sus tres temas más famosos junto con ‘La nave del olvido’ y ‘El triste’”, considera.
Después de aquel éxito, la discográfica del cantante, Ariola, volvió a recurrir a Pérez Botija en 1977 para que se ocupase de un disco entero.
“Hice la producción y todas las canciones. Dos de ellas las grabamos juntos en Madrid, y el resto las grabé con la orquesta yo y él puso la voz en México”, recuerda el compositor.
Ese sistema se convirtió en hábito. Llevan la firma de Pérez Botija éxitos como “Payaso”, “Desesperado”, “Mi vida”, “Preso” o “Me basta”.
“En casi todos los discos de José hay canciones mías. En cuatro o cinco de ellos, todas las compuse yo. Así hasta que él perdió la voz. Luego, colaboramos en homenajes como el que le hizo Cristian Castro”.
La pareja artística trabajaba siempre de la misma forma.
“Me pedían las canciones y yo para componerlas debo refugiarme unos meses en un lugar en el que no esté cómodo, con mucha soledad, concentración y aburrimiento: incluso sintiéndome un poco mal, porque si te sientes bien no sacas algo de la nada”, reflexiona Pérez Botija.
El encargo le llegaba en marzo, y en octubre el disco debía estar en las tiendas. “Cuando salía de mi encierro, yo llegaba a México con los casetes de mis temas y los trabajábamos. En el proceso, José y yo íbamos hablando por teléfono sobre cosas que quería, el tono en el que veía un tema...”
El hombre a través del que funcionaba su relación era Fernando Hernández, director de Ariola.
“Fernando ha sido clave en la carrera de artistas como Juan Gabriel o Rocío Dúrcal. Pero a José lo cuidaba con el cariño de un niño. Al mismo tiempo era mi amigo, así que sabía ponernos de acuerdo”.
La rutina de ese sistema a veces dejaba paso a la llama de la inspiración. “En 1980 Fernando me llamó. Tenían un disco preparado, pero andaban preocupados porque no estaban seguros de llevar un single fuerte. Esta casa en la que vivo ahora, la tenía entonces a medio construir. Me vine aquí con un piano eléctrico, me encerré hasta componer una canción y Fernando se la llevó corriendo y la grabaron en Los Ángeles. Era ‘Amor, amor’”.
Pérez Botija ha colaborado en México con Rocío Dúrcal, Lucero y Dulce. “Intento no hacer nunca más de tres discos con un mismo artista, porque es mi límite creativo: luego se me agota la fórmula. Pero con José fue distinto. Es con quien más he colaborado, porque él ayuda mucho”.
Al hablar de la capacidad profesional de José, el compositor se emociona. “Es muy inspirador. Descubre cosas en las canciones de las que tú no te diste cuenta al escribirlas. Es un talento natural, una de esas personas que saca oro de las piedras”.
En lo musical, también le reconoce una personalidad propia. “Él es músico. Era bajista antes que cantante, y tiene una forma propia de entender la melodía. Hace una recreación personal de la canción, y ésa es la clave de su éxito. Yo al principio tampoco estaba acostumbrado a su forma de cantar, y me volví su primer fan”.
Pérez Botija lamenta ahora no haber visitado a José José la última vez que tuvo oportunidad en Miami, donde el cantante se recupera desde febrero de sus problemas de salud, agravados por un tumor que se le extirpó el año pasado.
“Estas cosas no siempre son fáciles. Yo en José José he pensado mucho”, se vuelve meditabundo.