El drama de la separación forzada de familias en EU tocó las fibras de muchos sectores sociales, incluyendo a actores y cantantes.
A través de su cuenta de Twitter, Miguel Bosé mostró su indignación por la política de Donald Trump de separar familias en Estados Unidos.
“#Trump sabía que eras una escoria, pero con esto ya pasas a nivel de criminal. #LosNiñosNunca #BarbarieHumana. Hablemos fuerte por ellos”, se lee en el mensaje que acompañó con unas crudas fotografías que muestran el sufrimiento de los menores de edad de diversas nacionalidades que han sido separados de sus padres al ser detectados cruzando la frontera entre México y EU.
El actor George Clooney y su esposa, Amal, donaron junto a su fundación 100 mil dólares a Young Center, una entidad que apoya a niños inmigrantes en Estados Unidos que han sido separados de sus familias, informó la organización.
Young Center for Inmigrant Children’s Rights, fundada en Chicago en 2004 y con oficinas en Houston, San Antonio Phoenix, Los Ángeles, Washington, Nueva York y Harlingen, entre otras, lidera un programa para defender los intereses de los menores migrantes no acompañados.
George y Amal Clooney confirmaron la donación e indicaron, como copresidentes de la Fundación Clooney por la Justicia, que si bien no pueden “cambiar la política de esta administración”, sí pueden ayudar a defender a las víctimas de ésta.
“En algún momento en el futuro nuestros niños nos preguntarán si es cierto que nuestro país realmente quitó bebés a sus padres y los puso en centros de detención. Y cuando respondamos que sí, nos preguntará qué hicimos al respecto”, afirmaron.
También el mítico Bruce Springsteen hizo un alto durante una presentación en Broadway para pronunciarse en contra de la política migratoria y la calificó de inhumana.
“Estamos viendo cosas en nuestras fronteras que son asombrosamente y vergonzozamente inhumanas y antiamericanas, es enfurecedor”.
El cantante subió a su página los comentarios que hizo. “Que Dios salve nuestras almas”, agregó.
Bruce Springsteen citó una frase de Martin Luther King para señalar que el arco del universo moral es largo pero se inclina hacia la justicia.