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Recientemente todos pusieron los ojos en la industria del k-pop no por el lanzamiento de algún artista sino porque una de sus representantes, la cantante Goo Hara había intentado suicidarse.
Con 28 años, la exintegrante del grupo Kara fue encontrada inconsciente en su habitación.
El medio del espectáculo está plagado de historias como la de Goo Hara o de celebridades que no han corrido con la misma suerte y han logrado perpetrar el suicidio. Esta problemática es considerada grave y sólo en México, de acuerdo con el INEGI, en 2016 hubo 6 mil291 muertes.
Sumado a ello nombres como el de Robin Williams, Chester Bennington y Dolores O’Riordan tienen en común haber sufrido cuadros de depresión.
¿Se trata de una condición que aqueja más al gremio?
“Los artistas, la gente muy creativa es muy sensible, por eso pueden innovar y pensar las cosas desde diferentes lugares pero todas las virtudes también tienen su lado B, el exceso de sensibilidad que te permite ser creativo también literalmente te hace ser más intenso”, comenta en entrevista la psicoterapeuta Clara Sánchez.
“Vives las situaciones de la vida cotidiana desde un lugar con más intensidad, a lo mejor una persona que se queda sola en un momento dado lo sufre menos que una muy sensible que pueda sentir la soledad no como eso sino como abandono”, detalla.
No es la fama lo que los hace más propensos a la depresión, aclara la especialista, sino su sensibilidad la que los lleva a tener esos “picos” más altos en los que se deprimen.
Esta condición tiene más síntomas, además de la tristeza, como una inestabilidad en el carácter, frustración, pérdida de interés por disfrutar desde las cosas básicas como comer hasta los proyectos de vida, alteraciones del sueño extremas, entre otras.
“Esas alteraciones lo que hacen es desconectarte. Si yo estoy dormido todo el tiempo, ya no me tengo que conectar con mi tristeza”, explica.
“Es como una bola de nieve porque, entre menos te conectas, más solo te sientes, más aislado y más te deprimes pero tú lo estás generando porque a la hora que está el mundo funcionando no quieres estar ahí”.
La experta explica que padecer alguna enfermedad también puede potenciar la depresión y que ésta derive en suicidio, como fue el caso del actor Robin Williams, quien murió de asfixia por ahorcamiento en 2014, fue entonces que se supo que padecía un tipo de demencia.
“Si a una persona que tiene una predisposición para la depresión le dices que tiene cáncer es como si se le hubiera hecho realidad su presagio de que algo malo le tiene que pasar, entonces lo vive desde ese lugar, como cumpliendo una penitencia”.
Otro punto en común es que en ocasiones quienes atentan contra su vida dejan un mensaje. Este fue el caso del actor de la serie Breaking bad, Isak Kappy, que el pasado 15 de mayo se lanzó de un puente en Arizona, Estados Unidos. Un día antes escribió su despedida en Instagram.
Un poco de esperanza. El año pasado la industria se estremeció con la muerte de Avicii. El músico se suicidó a los 28 años, pero no ha desaparecido, pues con el lanzamiento de su nuevo álbum viene una esperanza para quienes viven lo que el artista vivió.
Las ganancias netas del nuevo álbum titulado Tim, serán destinadas a la Fundación Tim Bergling —nombre real del músico— que apoya organizaciones preocupadas por problemas de salud mental, prevención del suicidio y educación.
Hay que lucir bien. A los problemas psicológicos por los que puede pasar una celebridad se agrega la constante necesidad de mantener una imagen, misma con la que no siempre viven en comunión.
De acuerdo con Fernando Schievenini Anaya, consultor en imagen pública, cuando hablamos de esto tenemos que hablar de congruencia.
“El fondo y la forma, la envoltura y su contenido tienen que hacer clic. Cuando no hay congruencia, la imagen pública se cae. Cuando se cae hay que reconstruirla, modificar o sustituirla”, comenta.
“La imagen se tiene que basar en la esencia de la persona. Se convierte en presión cuando estás manejando una imagen que no es tu esencia, que no es natural y es obvio, lo que se vende son estos tipos de disfraces”.
Schievenini explica que hay artistas que se sienten presionados porque están mostrando una imagen que no es congruente con lo que son pero considera que al final del día nadie lo es al 100%.
“Hay muchos artistas que como tal no son esa esencia, generaron un personaje para entrar en el medio público y poder sostenerse”.