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En Estados Unidos decir Navidad siempre rima con ¡Qué bello es vivir!’ (‘It’s a wonderful life’, 1946), película de tradición para ver por televisión cada 25 de diciembre. Celebrando 75 años desde su estreno, la producción a cargo de Frank Capra (‘El Sr. Smith va a Washington’), quien convocó a las estrellas de Hollywood James Stewart (‘Vertigo’, ‘La ventana indiscreta’) y Donna Reed (‘De aquí a la eternidad’), logrando sin proponerlo rebasar fronteras y tocar los corazones de generación en generación.
Celebrada y parodiada a la vez en cine y televisión, ‘¡Qué bello es vivir!’, el comediante Jason Sudeikis, dentro de su especial 2021 animado navideño de ‘Ted Laso’, despidió la transmisión con el grito de triunfo: “¡Hot Dog!”, mismo que Stewart con su personaje de George Bailey lanza para expresar con optimismo que las cosas cambien, mismo entusiasmo que la sociedad de la post-guerra de 1946 tanto necesitaba.
“Ver ‘¡Qué bello es vivir’ acompañado de gente siempre es una experiencia única. La película lo mismo te hace reír, enojar, llorar y soñar. Te montas en este tipo de montaña rusa de emociones, durante toda la proyección y si amas la película como yo vas sintiendo escena por escena, la simpatía, el gozo y la alegría. Es algo que te calienta al corazón. Incluso para muchas personas puede cambiar su vida”, dice Karolyn Grimes a EL UNIVERSAL, quien a tenía casi 6 años cuando interpretó a la pequeña Zuzu Bailey, hija de George y Mary (Reed), quien le pide a su papá le ayude a “pegar” el pétalo de una rosa a su flor y luego le toca decir la frase memorable del filme: “cada vez que suena una campana, un ángel recibe sus alas”.
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En 1946 Stewart, ya era un piloto condecorado y retirado para las fuerzas armadas, habiendo regresado a su trabajo de actor a Hollywood. Capra, con quien había hecho mancuerna en la idealista ‘El Sr. Smith va a Washington’ (1939), justo el año que Hitler invadió Polonia, ahora asumía la misión de traer sueños de vuelta a la pantalla con la adaptación del cuento de Philip Van Doren Stern “The Greatest Gift”, tornándose en ‘¡Qué bello es vivir!’.
Aún con 5 nominaciones al Oscar que no se ganaron (sólo un Oscar especial por los efectos especiales de la nieve cayendo) y con ventas de boletos nada memorables, el destino tenía preparado el mejor regalo para ‘¡Qué bello es vivir!’: la televisión y su capacidad de que todo espectador en casa pudiera ver cómo George Bailey, un hombre común con el sueño de sólo dejar su pueblo para explorar al mundo, sacrificara todo por la dicha de ver a su familia, sus amigos, sus vecinos y su poblado de Bedford Falls felices.
Jimmy Hawkins, niño que a sus 5 años le tocó la escena en que Bailey desesperado llora porque se ha ido a la bancarrota y su casa y futuro de la familia desaparecerá, recuerda con cariño los brazos de Stewart sujetándolo como el sueño que no se quiere dejar escapar: “fue un sentimiento muy bonito estar como “Jimmie” (Stewart) era una persona muy gentil, aunque nos impresionaba su altura de 1.82. Esa escena final en que todo el pueblo se reúne, estaba llena de rostros legendarios de momento de Hollywood; pero nosotros los niños volteábamos a ver a Donna Reed quien era nuestra mamá en la historia. Y ella misma estaba muy emocionada”.
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‘¡Qué bello es vivir!’, disponible en plataformas digitales con calidad de imagen 4K, está llena de momentos memorables; pero sin duda el más citado es aquel en que Bailey corre las calles de Bedford Falls tras haber tenido la posibilidad de que su ángel de la guarda le cumpliera el deseo de ver lo que hubiera sido el mundo si él no hubiera nacido. Es en el espacio de una vida que no fue, donde el sentido de trascendencia existe y George lo aprende al ser premiado como “el hombre más rico del mundo”, al saber que tiene el amor de su familia y amigos rodeándolo con las campanas de la Navidad.
mafa