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“No tenía el sueño americano, no es un sueño que me desvelara”, dice Damián Szifrón durante una llamada virtual para hablar sobre su primera película en inglés.
El director argentino se sube con Misántropo a la ola de creadores latinoamericanos que producen historias en EU, como los mexicanos Alfonso Cuarón, Alejandro G. Iñárritu y Guillermo del Toro, su compatriota Andy Muschietti (The Flash) y Pablo Larraín (Spencer). Considera que, además de representación, se trata de una contribución a la diversidad de relatos.
“Hay que reconocer que el cine americano siempre se nutrió de directores extranjeros, no tanto de Latinoamérica, pero el corazón del cine clásico norteamericano está hecho y dirigido por extranjeros.
“Es verdad que ahora hay muchos latinos. Conocí a Cuarón, que me parece un tipo talentosísimo, y está bueno que eso exista, pero también está bueno que todos esos directores sigan filmando en sus países para tener contacto con su realidad que de alguna forma también termina despejando lo que pasa en el resto del mundo”.
El creador ha apelado al cine de carácter social que admiraba de joven. Recuerda Apocalipsis y El francotirador como algunas de las historias que lo introdujeron en los temas de las instituciones norteamericanas.
“En general el cine de los 70 que tanto me impactó es bastante crítico de esa idea del sueño americano y creo que me influyó más esa mirada que las películas que glorifican a EU como nación o sociedad”.
Eso lo llevó a crear Misántropo. Protagonizada por Shailene Woodley, habla de la situación del sistema de seguridad en el país vecino y de un tema que se volvió más coyuntural mientras filmaba: el uso de armas.
“Cuando empecé a desarrollar el proyecto e incluso las primeras versiones del guión no eran tan frecuentes los asesinatos en masa en EU; en la medida en que nos íbamos aproximando a la producción empezaron uno detrás de otro, casos muy resonantes, terribles y masivos. La película se volvió medio testimonial.