Madrid— Conducta impropia, el conocido documental que en 1984 sacó a la luz los campos de concentración adonde el castrismo envío homosexuales, disidentes y religiosos, estrenó ayer en Miami una versión restaurada a partir de un máster que encontró en su oficina el codirector de la cinta, Orlando Jiménez Leal.

“Se reestructuró, se le cambiaron los títulos, se le arreglaron los colores; es una versión más corta la de ahora pues se suprimieron unos 20 minutos. La dejamos en una hora y media pero sigue siendo un largometraje", dice Jiménez Leal.

“Un cineasta amigo, Eliecer Jiménez, y yo descubrimos un máster que había aquí en mi oficina en buenas condiciones; vimos que (el descubrimiento) coincidía con el 35 aniversario y decidimos hacer una versión restaurada de la película”, detalla el cineasta cubano de 77 años, de los cuales, apuntó, lleva 57 exiliado.

Producido por la televisión francesa y con entrevistados excepcionales, como los escritores Reinaldo Arenas, Heberto Padilla y Guillermo Cabrera Infante, Conducta impropia reconstruyó a partir de testimonios un capítulo de la revolución cubana “oscuro” durante muchos años, las denominadas Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP).

“El documental tuvo un impacto muy grande. Se trata de una cosa brutal, de la creación de campos de concentración en el trópico, lo único que no gaseaban a los prisioneros, pero eran campos de concentración por donde pasaron miles de personas y los llevaban a trabajos forzados”, recuerda Jiménez Leal, codirector de la cinta junto al hispano-cubano Néstor Almendros.

De acuerdo con Jiménez Leal, que vive actualmente en Miami, se trataba de “gente totalmente inocente, no sólo homosexuales, sino también disidentes, Testigos de Jehová, escritores. Ahí estuvieron Pablo Milanés y el cardenal (Jaime) Ortega Alamino (exarzobispo de La Habana)”.

Conducta impropia se rodó en 1984, cuatro años después del éxodo marítimo de Mariel, donde fueron expulsados homosexuales y “antisociales”, y en poco tiempo se exiliaron de la isla unas 10 mil personas.

Jiménez Leal recapitula el impacto que tuvo a nivel mundial el filme, en el que intelectuales de la talla de la estadounidense Susan Sontag y el escritor español Juan Goytisolo denuncian al gobierno castrista, curiosamente hablando los dos en francés.

“A partir de Conducta impropia ellos (el castrismo) recibieron una condena brutal de parte de la gente que le dolía más, que es la izquierda, sobre todo europea. La película fue producida por la televisión francesa durante el gobierno de (François) Mitterrand, que era un gobierno de izquierda y amigo de Castro, y sacó a (el disidente Armando) Valladares de Cuba”, recuerda el director.

“Aquello los descolocó, de tal manera que no sabían cómo lidiar con eso”, dice Jiménez Leal.

El cineasta cree que la famosa película Fresa y chocolate, estrenada una década más tarde, fue una respuesta a Conducta impropia.

“Todos los puntos que se tratan en Conducta impropia se tratan también en Fresa y chocolate para justificar aquella barbarie de una manera amable, edulcorada. Un amigo mío le llamó (a la película de Tomás Gutiérrez Alea) ‘Chocolate impropio’”, dice Jiménez Leal.

Conducta impropia parte de un proyecto de película de ficción inspirada en 10 bailarines del Ballet Nacional de Cuba que desertaron durante una gira en París, indicó Jiménez Leal.

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