no tuvo una infancia feliz. Con tan solo 13 años debió pasar por una clínica de desintoxicación para hacerle frente a sus adicciones. Para su madre era más importante que ella conservara su silueta con el fin de que obtuviera personajes exitosos más que protegerla de las adicciones.

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Hace un tiempo, Drew Barrymore reveló que su madre no la dejaba comer azúcar. “A Studio 54 (una discoteca a la que iba de niña), la hierba y el alcohol les parecía bien, pero no me dejaban ni tocar el azúcar. Pero yo lo hacía, me comía el chocolate a escondidas, en el armario”, detalló. Incluso, sotuvo que “todos los demás hábitos podía hacerlos a la vista”.

Pero las drogas no fueron las únicas adicciones a las que les hizo frente. El alcohol fue otro de sus grandes problemas. Tras divorciarse de Will Kopelman no podía parar de beber. Fue tal su falta de control que hasta su psicólogo la abandonó porque sentía que ya no podía hacer nada por ella.

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Fue en ese momento que debieron intervenir los amigos de Drew Barrymore para poder sacarla adelante. Dos de ellos eran actores muy cercanos. El primero fue Chris Miller, él ha trabajado con la actriz varias veces. “'Entendemos completamente que esto es un fatal para ti, pero tienes dos hijos sanos, una carrera fantástica y amigos increíbles. Y a veces hay que recordárselo”, explicó que le dijo.

La segunda fue Cameron Díaz quien lleva siendo amiga de Drew Barrymore desde que tenía 14 años. “Fue difícil de verlo”, sostuvo la actriz. “Pero sabía que si todos la apoyábamos y le brindábamos el apoyo que necesitaba, encontraría su camino”, agregó mientras señalaba tener fe en que así lo haría.

Además, Cameron Díaz trató de justificar el comportamiento errante de aquellos años de Drew Barrymore. “Ni siquiera puedes comprender lo difícil que fue ser ella cuando era niña y luego salió disparada por el otro extremo con la capacidad de salvarse a sí misma”, señaló.

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