Ricardo Montaner, el icónico cantante de origen argentino-venezolano, recientemente compartió su emoción por regresar a Venezuela, la tierra donde vivió su adolescencia. Durante su breve visita a Maracaibo, Montaner aprovechó para revivir momentos especiales y visitar algunos de sus lugares favoritos en esta ciudad venezolana. Aquí te presentamos cinco de esos sitios que llenaron de nostalgia al talentoso artista.
Montaner visitó la iglesia del Padre Claret, un lugar que ocupa un espacio especial en su corazón. Fue aquí donde descubrió su talento para el canto mientras participaba en los coros de las misas dominicales. Durante su visita a Venezuela, prometió ampliar el programa de alimentación que impulsa en esta iglesia, demostrando su compromiso con la comunidad que lo vio crecer.
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Ricardo Montaner recorrió el casco central de Maracaibo, explorando la belleza arquitectónica e histórica de la ciudad. Entre sus paradas se incluyen la Calle Carabobo y el Monumento a la Virgen de Chiquinquirá, lugares que evocan recuerdos de su juventud en Venezuela.
El cantante no pudo resistirse a la belleza natural de la Vereda del Lago, un lugar emblemático en Maracaibo, Venezuela. Aquí, disfrutó de la serenidad del lago y se reconectó con la naturaleza, alejándose por un momento del bullicio de la vida cotidiana.
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Ricardo Montaner visitó el Teatro Baralt, un icónico teatro en Maracaibo que ha sido escenario de numerosos eventos culturales a lo largo de los años. Este teatro representa parte de la rica herencia cultural de la ciudad y evoca recuerdos de su tiempo en Venezuela.
Una visita a Maracaibo no estaría completa sin disfrutar de uno de los placeres culinarios locales: el perro caliente. Ricardo Montaner compartió un momento sencillo pero significativo al comer perros calientes en los puestos de Cecilio Acosta, sumergiéndose en la autenticidad de la gastronomía venezolana.