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Esmeralda Pimentel habló como nunca antes de los dolores más grandes de su vida, los cuales la llevaron a forjar la personalidad contestataria con la que hace frente a su día a día, uno de ellos fue el consumo de drogas, el cual llegó en uno de sus momentos más oscuros, en los que creyó que sus efectos le producían una libertad que, con el tiempo, cayó en la cuenta de que era falsa, por lo que ahora, agradece a su mayor motivo, que es su familia, pues a través de su amor entendió que no necesitaba de ninguna sustancia para sentirse mejor.
La actriz de 34 años estuvo como invitada en el programa de entrevistas de Marimar Vega, "El rincón de los errores", en el que se sinceró y hablo de distintos incidentes que la llevaron a convertirse en la mujer que es, pues recordó que desde muy chica, estuvo en desacuerdo con que la silenciaran cuando trataba de evidencia alguna injusticia o abuso, motivo por lo que en la actualidad es una persona que no se queda callada, a pesar de que eso le haya válido la pérdida de algunas oportunidades de trabajo.
"He generado mucho caos por sacar la verdad a la luz, como que me cuesta mucho trabajo los secretos, todo lo que está oculto siento una curiosidad por eso, siempre me ando metiendo en lugares en que la gente no le gusta que yo escarbe, causa mucho caos pero también mucho liberación, para mí es muy importante decir las cosa como son", destacó.
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En ese sentido, la actriz demostró que no sólo le gusta sacar a la luz temas que involucren a otras personas, pues también habló de circunstancias de su vida de las que nunca se había referido públicamente, como fue el caso de la época en que comenzó a consumir drogas, práctica de la que perdió el control, a tal grado que sus efectos comenzaron a dificultarle la capacidad de presentarse a sus llamados para grabar.
"Lo dejé porque ya no había dinero y porque me estaba afectando mucho, ya no podía grabar", expresó.
De acuerdo con la actriz, su primer acercamiento con las drogas fue en búsqueda de sentir más y experimentar una mayor sensación de libertad, pero su dependencia a las drogas no sólo la llevó a un lugar muy oscuro emocionalmente, sino que vulneró su encomia a tal grado que no pudo seguir solventado su consumo.
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"Contacté con las drogas, con las adicciones, una época muy oscura y hubo un momento donde me quedé en ceros económicamente, estaba muy mal, sumida en mucha oscuridad, en una relación tóxica también", confió.
Pero fue la visión de un tercero la que la hizo caer en la cuenta de que las drogas no la hacían más libre; se trató de un terapeuta con el que tuvo la ocasión de coincidir.
"Hubo este terapeuta que me dijo: ´-¿Cuál es tu necesidad con las drogas?´, y yo le decía: ´-Es que quiero conectar y quiero sentir´, porque sentía que conectaba con lo divino a través de las drogas, y él me dijo: ´-¿Quieres conectar con lo divino? Ven a mi casa tal día a hacer una ceremonia de tambor", relató.
Fue en ese momento que se percató que podía sentir físicamente una conexión enérgica sin necesidad de ingerir ninguna sustancia.
"Siento que a partir de ahí comencé todo mi camino espiritual y de descubrimiento de ir hacia adentro", pues nunca volvió a probar las drogas después de esa ocasión.
Y ahora, reveló que es junto a su familia y las experiencias que comparte con los seres que más ama que experimenta la más grande de las libertades.
melc