"Es un honor decir que estoy vivo", dijo del otro lado del auricular, entre risas, Ricardo González "Cepillín" .
Era el 22 de enero. El "Payasito de tele" acababa de estar en el ojo del huracán tras criticar a Paty Navidad y sus ideas sobre las vacunas contra el Covid-19.
Por unos días desapareció junto con su esposa para descansar y librarse del estrés. No por miedo, sino para vivir, que era lo que le gustaba.
El día de la llamada con EL UNIVERSAL saludó como siempre. Con un buenos días y agradecimientos por tomarlo en cuenta para hablar.
Su primera idea, sin preguntarle, fue hablar precisamente sobre el coronavirus . Lamentó que al principio la gente no tomara con seriedad al bicho, lo cual incrementó contagios. Hoy, dijo, podía ir a un hospital a revisión de rutina y forzosamente había que portar cubrebocas .
A fines de ese mes, su cuenta en TikTok llegó al millón de seguidores. Agradecía haber entrado a una nueva forma de comunicación impulsado por sus hijos, demostrando estar vigente tras más de 50 años de carrera.
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"Ha ayudado a tener menos gravedad en esto que estamos viviendo a nivel mundial, distraernos ahora, que no tenemos presentaciones en vivo", reflexionaba.
Y de pronto, las palabras serias: "está cabrón".
Ambas no eran gratuitas, pues el intérprete de la melancólica "Un día sin mamá", la alegre "Vamos a la escuela" y la trágica "Pinocho" estaba por quedarse sin dinero. Y tenía en mente acudir al Monte de Piedad para empeñar cosas y obtener algo de efectivo.
Hace 15 años había hecho lo mismo, pero en Nuevo León . Esa vez una señora se le acercó y preguntó cómo era posible que él, quien seguramente tenía mucho dinero por aparecer en televisión y vender varios discos, estuviera ahí.
"No tiré mi fortuna, ni la dilapidé, ni en alcohol, ni en otras cosas", recordó a EL UNIVERSAL , adelantándose a la pregunta.
"Estuve trabajando toda mi vida, fue uno de los artistas que hizo mucho dinero y lo distribuí entre mi familia, mis amigos, muchas personas podrán decir que Cepillín ayudó a que operaran a su hijo, a tomar un avión, a muchas cosas", agregó orgulloso.
A sus padres los mandaba de viaje a donde quisieran y a sus hijos les regaló una casa como herencia. Su esposa y él tenían dos residencias.
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"Pero ahora la fluidez económica es la que me está llevando la fregada, no tengo ni un cinco, alcanza para dos meses. Cómo chingados no voy a ir a empeñar si lo necesito", destacó.
Por más de 20 minutos y cada que podía, "Cepillín" calificaba de hijos maravillosos los que tenía. Gracias a ellos seguía en el medio y porque le gustaba divertir a la gente. Su palabra "paique", sinónimo del "chido", fue de uso común a fines de los 70's y principios 80's por los niños que le seguían.
Era un tiempo, aseguró, en el que en cada casa había un disco de su personaje. Bastaba escuchar algunas de sus canciones para atisbar parte de la vida de quien fue odontólogo, antes de comediante.
En "Eráse una vez", su voz da vida a un abuelo que relata a su nieto la historia de un doctor que curaba dientes vestido de payasito y quien un día se dio cuenta hacía reir a los niños si replicaba instrumentos musicales con su voz.
"Fui un gran vendedor, ahora, qué lástima que no soy Maluma", expresó retomando el buen humor y para referirse a los recursos económicos que le hacían falta para concluir su próximo álbum.
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En 2016, "Cepillín" ya sabía que el día que falleciera, sería debido un infarto. Acababa de pasar por una insuficiencia cardiaca y los doctores, al ver su flaqueza, le habían prohibido únicamente comer sal.
Y bromeó, como casi siempre al hablar con alguien.
"(Un infarto) Es una bonita muerte, me he muerto dos veces y no siento nada. Dicen que se ve un túnel, que hay una luz, que hay música, que ves hasta a tus familiares, pero yo creo que eso es para la gente que tiene lana, los fregados nos vamos a negros", rió.
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