A pesar de la separación entre Erik Rubín y la conductora Andrea Legarreta, ambos han reiterado su compromiso de continuar apoyando y participando activamente en la vida de sus hijas, Mía y Nina.
La hija mayor del matrimonio, reconocida por su interpretación en "Amor maldito", continúa persiguiendo su sueño de alcanzar la fama, incluso hace unos meses, tomó la decisión de renunciar a su apellido con el fin de forjar su propia identidad, una elección respaldada por sus famosos padres.
Ahora, Mía sorprendió al revelar que, aunque ha tomado medidas para establecer su independencia, su padre, el exintegrante de Timbiriche, sigue siendo su representante artístico. De hecho, ella misma paga por sus servicios como manager, demostrando así su madurez y compromiso con su carrera.
Durante un encuentro con la prensa, la joven talento compartió que su padre con su experiencia en la industria, se ha sumado a su proyecto. En sus propias palabras: "Mi papá está de mánager y de productor, está apoyando mi proyecto. Estoy trabajando a lado de él".
Aunque la situación ha generado cierta controversia en línea debido a la relación familiar entre ambos y al acuerdo contractual que tienen, Mía expresó su gratitud hacia su padre por su contribución a su carrera. Subrayó que el aspecto económico es secundario, destacando la confianza que tiene en su padre y su habilidad para tomar decisiones en su beneficio.
"El dinero es lo que menos nos importa, es una persona que me cuida mucho. Sabe qué es lo mejor para mí. Le tengo mucha confianza", añadió.
Por otra parte, la artista enfatizó que la transparencia financiera es fundamental en su relación laboral con su padre. "Somos honestos el uno con el otro, laboralmente hemos podido trabajar muy bien. Obviamente (le paga)", apuntó.