Muy pocos podrían imaginarse que detrás de la característica sonrisa de Marco Antonio Regil, se esconde una historia de mucho dolor y miedo que, a pesar de ya haber superado, sigue causando un gran pesar en el corazón del conductor.
Como muy pocas veces lo ha hecho, Regil abrió la parte más vulnerable de su historia en una sincera charla que tuvo con Pati Chapoy para su canal de YouTube, en donde, entre otras cosas habló del alcoholismo de su padre y la violencia doméstica que éste ejerció sobre su madre, doña Irma Regil, a pesar de que ya se encontraba embarazada.
Sin embargo, el momento más difícil para el querido presentador vino cuando, entre lágrimas, confesó que a causa del maltrato y los golpes a los que su madre era sometida, en varias ocasiones llegó a pensar en interrumpir su embarazo.
Marco explicó que su padre no siempre fue un monstruo, de hecho, al inicio de la relación trataba a su madre con mucho amor y dulzura, pero el alcoholismo que padecía lo llevó a convertirse en un hombre violento, lo que hizo que ella lo abandonara en una ocasión: "Se va a Tijuana y lo deja, sin avisar ni nada, pero él era un hombre poderoso y mi papá le habla y le dice: 'te voy a quitar al niño, porque te voy a demandar por abandono de hogar', entonces regresa pero ya con un plan de acción", dijo.
Una vez que la señora estuvo de nuevo con el padre de Regil estuvo sometida a un gran miedo, pero decidió documentar cada uno de los golpes que recibía para poder salir de ahí sin ningún tipo de consecuencia legal. Aunque la estrategia sí le funcionó, la sociedad de antes comenzó a juzgarla, incluso llegaron a aconsejarla de abortar a su bebé.
"Mi mamá estuvo a punto de abortarme un par de veces, pero no se atrevió, me dijo. Imagínate, divorciada ya por segunda vez, con dos niños, mujer sola... pues varias personas le decían: 'Irma abórtalo, es hijo de ese monstruo y tú que vas a hacer sola'. Y mi mamá en esa confusión estuvo a punto de hacerlo un par de veces y dice que las dos veces se quedó en la puerta de la clínica", agregó.
La confesión de su madre fue muy fuerte para el también conferencista, incluso, aseguró que a pesar de no comprenderlo en su momento, creció en él una necesidad por demostrar que valió la pena su nacimiento, así como hacerle saber a todos que él era un buen niño y que estaba dispuesto a proteger a su madre:"Crecí queriendo demostrar: no soy mi papá, no soy malo. Psicológicamente fue una carga muy fuerte".
Afortunadamente nunca vivió un sólo episodio de violencia; sin embargo, jamás le ocultaron un solo detalle de su pasado, por lo que creció con un gran rencor hacía su padre, pues a pesar de nunca verlo sabía perfectamente el infierno que les hizo pasar: "El personaje de mi papá en mi mente era lo más cercano al diablo, era el enemigo", expresó.
Pero una vez que se convirtió en adulto y pudo tratarse con especialistas no sólo logró perdonarlo; sino que entendió que su padre vivía un gran dolor que lo hizo sumergirse en el mundo del alcohol: "Por muchos años juzgué muy duro a mi papá, porque me dolía; hasta que un día entendí, cuando empecé a estudiar psicología espiritual, en una meditación lo visualicé como un niño chiquito y dije: 'las cosas que habrás vivido para ahogarte en el alcohol ¿quién soy yo para juzgarte? y ahí empezó mi proceso de sanación".
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