En "" (Tusquets, 2024), el narrador y cineasta relata una historia que corre en distintas ciudades y en diferentes tiempos, va de Lisboa a la Ciudad de México y de la primera mirada del siglo XX mexicana al Portugal de la Segunda Guerra Mundial, en una trama que empareja el contrabando de piezas de arte y una red de espionaje nazi con una versión alterna del Quijote.

"En retrospectiva y viendo a distancia, creo que la novela cuenta cinco historias principales, la de Santiago que paulatinamente se va enterando de quién era su padre después de que muere y se da cuenta que es un padre al que no conocía o por lo menos no conocía esa parte de su vida y en ese buscar él resignifica toda su vida; la vida del propio padre que va construyendo; la del narrador que tiene muchas partes mías, pero también tiene muchas partes ficticias; la historia del bisabuelo que ese sí es totalmente una persona de carne y hueso y que era mi bisabuelo; y la quinta historia es la misma historia de la novela", asegura Riveroll en entrevista.

El también autor de "Punto de fuga" y "Fuegos artificiales", asegura que él gozó mucho esa forma en cómo se fue construyendo la narración y cómo se fue armando el engranaje, y cómo termina siendo no un libro sino la historia misma del libro. "Fue ver cómo se va forzando al narrador a narrar las historias de cierta manera o hacer esto o hacer lo otro; al principio no sabe que va a escribir de eso y al final acaba hablando de todo, entonces se va para atrás y se va para adelante, es una cosa bastante loca que no sé cómo le hice".

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La locura fue pasar de escribir, en una primera versión, "una novela más experimental", que no era una novela ni era tan narrativa, incluso acababa con ensayo y testimonios, para terminarla en una novela. “De repente había muchos datos, diarios, una entrevista pura y dura, pero un amigo editor me sugirió volverla una novela más narrativa completamente. Hay veces que uno como escritor sí necesitas una vista más de pájaro, alguien que lo pueda ver desde fuera más fríamente; y entonces a partir de ahí, pues pasaron otros ocho meses de trabajo para dejarla como quedó", confiesa Riveroll.

El también cineasta que dirigió, produjo y escribió dos largometrajes de ficción: "Ópera" (2007) y "Panorama" (2013), asegura que él tenía la intención de que la novela fuera un proceso detectivesco, "y justamente para eso llega este personaje de Oliveira, que es el inspector portugués, que es justamente quien lleva esa pesquisa a nivel cancha. Es una pesquisa que sí puede ser súper compleja y para la que no está preparado alguien como Santiago y tal vez ni siquiera hubiera podido”, señala el novelista.

La historia arranca tras la pista de su padre quién fue hallado muerto en su velero atracado en Lisboa. En el velero hay un sinfín de cuadernos, escritos y materiales de una investigación acuciosa que su padre realizaba. Una investigación para la que el hijo no está preparado y convence al inspector de la policía que lo llevó a identificar el cuerpo, para que sea él quien la haga. A partir de allí las sorpresas a las que va llegando y las personas y misterios que va desvelando lo van sepultando en esta espiral hacia oscuridades.

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“Hay muchísimos juegos en la novela, justamente podría ser el tema de la novela, la danza entre la ficción y la realidad. Me he encontrado con gente que la ha leído y que le cuesta trabajo, en ese sentido decir, cómo se va intrincando la trama. Y la verdad es que, para efectos prácticos de la novela, no importa que es real y que no lo es, lo que importa es el cuento que se cuenta a lo largo de la novela”, dice el narrador de esta novela en que también mete la historia de una versión alterna del Quijote.

Riveroll, cuenta que concluyó “Todo el oro de Lisboa” tres años antes de que le dieran el cargo de director de Diplomacia Cultural de la Secretaría de Relaciones Exteriores, que asumió, el año pasado. En esos tres años previos, concluyó, agrega, dos novelas más, que no ha publicado, y ha tenido que dejar pendiente una película.

“Luego entré a chambear, claro que ha estado intenso también, todo es muy rápido, entonces hay muchísimas cosas todo el tiempo, no paras, la verdad no te da tregua porque además hay cosas, o sea, hay mucha chamba y muchas cosas que hacer, pero además hay eventos, claro que no vas a todos, pero algunos tienes que ir, otros quieres ir, otros deberías de ir, no hay mucho tiempo para más. Yo digo que todo a su tiempo, hay que darle hay que darle tiempo al tiempo y que las cosas sucedan cuando tengan que suceder”, concluye.

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melc

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