Todos los días Adrián Ross llegaba al set sin saber el guión de lo que filmaría. Tras de sí tenía varios ejercicios con Sophie Alexander Katz, con quien hasta fue al Museo del Juguete, para entablar una relación madre-hijo en la ficción.

Así fue el rodaje de Blanco de verano, ópera prima de Rodrigo Ruiz Patterson, del Centro de Capacitación Cinematográfica, que estrena hoy en salas comerciales.

La cinta cuenta la vida de un joven cuya vida se disloca cuando su mamá lleva a a casa a su nuevo novio (Fabián Corres), un pequeño departamento donde no puede guardarse la intimidad necesaria.

“Lo que más costó fue llevar las cosas como el personaje es, no habla, cosa contraria a mí. Era complicado tener la concentración e imaginar el lugar donde él estaba”, indica Adrián Ross.

Sophie Alexander Katz recuerda que, previo al rodaje, cuando ya había logrado una conjunción con el joven debutante, el director sumó al factor Fabián Corres, para que fuera una discordia.

“Hicimos improvisaciones que no necesariamente tenían que ver con el guión. En la realidad poco se habla de las madres y padres que son dependientes de sus hijos, cómo esta dinámica puede afectar la vida de un adulto y la de un niño”, considera la actriz.

Blanco de verano se filmó en una unidad del Estado de México y tuvo locaciones en Acapulco a fines de 2018. Durante 2020 cautivó en el Festival Internacional de Cine de Málaga, en España, donde obtuvo los premios a Película Iberoamericana, Guión y Actor de reparto.

“Quería que no fuera una película de villanos y víctima”, recalca el realizador. “Lo que deseaba era ver cómo la vida de un niño se transforma después de todo el proceso”.

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