“Tal vez fui la primera persona en esta familia (la familia real británica) que tuvo una depresión o que lloró de manera abierta”, confesó Diana, la princesa de Gales, en lo que es considerada la entrevista más controversial del siglo XX, la cual dio a la BBC en 1995, dos años antes de su muerte.
Lady Di, como es conocida, rompió más que las reglas de una familia al casarse con el entonces príncipe Carlos; sus palabras, decisiones y apariciones también fueron disruptivas para la época.
Elizabeth Debicki es la actriz encargada de dar vida a la princesa de Gales, quien en la quinta temporada de la serie de Netflix cobra protagonismo, algo que Debicki ha aprovechado para reforzar la icónica imagen de Diana.
“Ella rompió muchas barreras y estigmas y en realidad su misión siempre fue amar a las personas, dejar que se sientan vistas y amadas y llamar la atención sobre las causas que realmente necesitaban conciencia”, señala Elizabeth en entrevista con EL UNIVERSAL.
“Incluso la forma en que hablaba sobre temas que eran muy tabú, de los que la gente no hablaba como la bulimia o el sida... Creo que ella simplemente hizo todas esas cosas por nosotros como sociedad”, dice.
En 1987, cuando los enfermos de VIH sida eran repudiados y apartados de la sociedad, Diana asistió a un hospital y frente a las cámaras saludó a uno de los pacientes, rompiendo la idea que en ese tiempo tenían las personas que habían contraido el virus.
Además, también habló sin tapujos sobre su padecimiento de bulimia: “Te infliges a ti misma porque tu autoestima está en un punto bajo”, aceptó.
Un “año horrible”
La quinta temporada, que contempla los primeros años de la década de los 90, desglosa lo que la reina Isabel II nombró como un annus horribilis (año horrible), pues además de que su residencia, el Castillo de Windsor, se incendió, estaba atravesando una dura etapa mediática con el divorcio de sus dos hijos, el príncipe Andrés y la princesa Ana, así como la aparición de la biografía de Lady Di y los rumores de una infidelidad del príncipe de Gales con Camila Parker-Bowles, que después se confirmó.
El mismo día que el príncipe anunció públicamente su relación con Parker-Bowles, Diana apareció en un evento público con lo que es conocido como “el vestido de la venganza”, una entallada prenda negra de Christina Stambolian que lució rompiendo todos los códigos de etiqueta de la realeza.
“Fue algo increíble de filmar y la gente estaba muy emocionada porque fue un gran momento en el espectáculo. Sentí mucha responsabilidad de acercarnos lo más posible a la realidad. Un momento que además fue importante en la historia del feminismo, porque ella fue muy valiente y muy fuerte para hacer eso”.
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