Chasqueaba los dedos y hacía que el tiempo retrocediera. Tocaba el acordeón y se metía en los sueños de los niños para ilusionarlos con la idea de ir al circo.
Todo lo podía Cepillín. No sólo en la ficción (lo de manejar el tiempo y manipular los sueños sucede en su película Un milagro en el circo), también pasaba en la realidad: entró a Televisa a pesar del rechazo del todo poderoso Raúl Velasco y estuvo vigente incluso en la era de las redes sociales, sobreponiéndose a su propio mote del Payasito de la tele.
Pero lo más importante: vivió hasta los 75 años a pesar de no un infarto, no dos infartos, sino tres infartos.
Su nombre real fue Ricardo González, pero el mundo lo conoció como Cepillín.
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“Un circo no debe cerrarse nunca porque es la risa de los niños, si los niños no ríen es porque los adultos no hacemos cosas bonitas y entonces el mundo se parará”, decía Cepillín en aquel primer largometraje a finales de los años 70.
Cepillín había librado un año de pandemia sin contagiarse del Covid-19 y a pesar de tener que cancelar presentaciones en México en lugares como Guadalajara y Monterrey, y en el extranjero en Florida.
Pero su intención de retomar la gira del adiós ya sólo quedó en un sueño. “El tiempo que se retrase esta pandemia es el tiempo que yo voy a retrasar mi despedida”, comentaba Ricardo González Cepillín en 2020.
“Yo la pensaba hacer en febrero del año que entra (2021), que es cuando cumplo 50 años de payaso y 75 de edad, pues la voy a posponer hasta el otro”.
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En aquel momento el Payasito de la tele se encontraba trabajando como parte del elenco de El cuarentenorio cómico y lamentaba que su gira del adiós se hubiera puesto en pausa por la pandemia del Covid-19. La celebración no se había cancelado ya que el payaso tenía planes que ahora continuará su hijo Ricardo junto a su personaje, Cepi.
“La pandemia se nos atravesó, no tuvimos Covid-19, él tampoco. Nadie. Dijimos: ‘ya la hicimos’, ya están por llegar las vacunas a Metepec”, compartió Ricardo a las afueras de la funeraria en la que fue velado su padre ayer.
“Mi papá decía: ‘ya me voy a vacunar’. Nunca piensas negativo, piensas que esto va a pasar y pues hay que seguirle”.
Se va el payasito
A finales de febrero, unas semanas después de su cumpleaños, Cepillín estuvo a punto de caer de las escaleras; tras presentar un dolor de espalda fue hospitalizado y le pusieron ocho tornillos.
En el proceso de recuperación tuvo complicaciones y fue puesto en terapia intensiva el domingo al presentar neumonía, además se confirmó que tenía cáncer. Fue ayer que perdió la batalla.
“Yo lo vi hoy a las seis de la mañana y a las 9:50 y las dos veces estaba dormido pero sí hablaba con él y cuando supe que se puso mal fuimos, le dio un paro, lo resucitaron y fuimos a darle tranquilidad en lugar de alterarlo o presionarlo de que le siga echando ganas. La verdad quisimos darle paz y eso fue lo que hicimos y a los 10 minutos se fue, lo intentaron y ya no regresó”.
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En 1977, cuando Ricardo decidió viajar a la Ciudad de México para probar suerte en Televisa, surgió una animadversión con Raúl Velasco, quien entonces era conductor y director de Siempre en domingo, el programa estelar de canal 2.
Y Velasco no lo quiso. Pero Cepillín no se rindió y fue a tocar a la oficina de Emilio Azcárraga, nada menos que el dueño de Televisa. Él decidió darle pantalla y ordenó a Velasco presentarlo en el programa dominical.
Poco después tuvo su propio programa El show de Cepillín, que fue visto en 18 países de América por tres años y de donde surgieron clásicos como “La feria de Cepillín” y “Tomás”.
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Dejó, además de música, películas y programas, la certeza de que los milagros suceden. Quizá no para retroceder el tiempo pero sí para que en el futuro, los niños sigan cantando “plinplin el lindo piano / tratra la batería / tuntun la trompeta / taratara la guitarra / bumbum el acordeón”.