Puede que cuatro minutos no suene mucho, pero en el mundo de la animación Stop Motion eso significa mover cerca de 6 mil veces una o varias figuras para simular movimiento y tomar igual número de fotografías de ellas junto con los sets que se construyeron, ex profeso, durante semanas.
Eso fue lo que le implicó a "El taller del Chucho", iniciativa impulsada por Guillermo del Toro ("La forma del agua" y "El laberinto del fauno") para consolidar la animación en Guadalajara y México, el poder colaborar en "Pinocho", la nueva cinta del realizador que vería luz a fin de año.
Los creadores Karla Castañeda ("La noria"), reciente invitada a la Academia de Cine de EU; Rita Basulto (Zimbo), Sofía Carrillo (Cerulia), Luis Téllez (Viva el rey), René Castillo (Hasta los huesos), Juan José Medina (Jaulas) y León Fernández, reconocidos en el medio, se integraron a la producción en diversas áreas como fotografía, arte y puppets.
Del Toro informó que los artistas mexicanas tuvieron en sus manos a los personajes principales del filme y tuvieron bajo su responsabilidad lo que él llama la escena de conejos negros.
"Es la mejor carta de presentación que podemos tener", considera Angélica Lares, directora del taller.
"Fueron unos minutos, no es un gran porcentaje (de la producción), pero justo da la oportunidad de demostrar la capacidad que tenemos. Diría que son unos cuatro minutos y tenemos una cosa en créditos finales; comenzamos a trabajar desde enero del 2020", comenta.
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El Stop Motion es la técnica que consiste en crear personajes a los cuales se les toma 24 fotografías en diversas posiciones, para simular movimiento por un segundo.
Durante el pasado Festival Internacional de Cine en Guadalajara y mediante una charla grabada, Del Toro celebró la creación del taller y su participación en "Pinocho".
"A los personajes principales los tocaron manos tapatías de animación (porque) me interesaba que estuvieran con Pinocchio, con el Grillo, con todo ese mundo del más allá de la secuencia principal la de los Conejos Negros y que se pudiera llevar a animadores a capacitarse fuera o a continuar con la película en Portland, Oregon como Sergio (un animador) que ya le permitre participar en secuencias. Creo que él va a volver a Guadalajara con un montón de tecnología, de ideas", externó el realizador.
El nombre del lugar lo dio el mismo realizador, quien dijo se llamaría así porque quienes ahí estuvieran, trabajarían como perros: con muchas ganas y todo el tiempo.
"Creo que debo pensar en una historia más romántica, pero la verdad así fue", dice bromista Lares.
Por ahora, indica la ejecutiva, tienen en fila cerca de una treintena de producciones, entre cortometrajes y comerciales, así como pláticas para acoger largometrajes como el próximo del brasileño César Cabral (Bob Spit: we do not like people). La estructura del taller permite estar trabajando en varias producciones a la vez.
Cortesía Taller del Chucho.
"Se necesitan muchas manos, por eso desde el inicio de este año damos cursos, talleres; nos vemos en la necesidad de generar nuevos artistas y la idea es que esto va a crecer, que tengamos tantos proyectos que debamos poner la mirada afuera", apunta Lares.
Desde hace tiempo Guadalajara es considerada la capital de la animación en México, por la cantidad de creadores y proyectos que están surgiendo en esa ciudad.
"Yo digo que es por el agua que tomamos (risas), históricamente la zona de Guadalajara, Tonalá, Tlaquepaque, es cuna de artistas que tienen una voz particular, con historias que contar que pueden ser locales, pero al mismo tiempo de trascendencia universal", expresa Lares.
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