Los Ángeles.— “Diré que siempre hay preocupaciones”, reconoce Glenn Weiss, productor ejecutivo y director de la ceremonia del Oscar.
Glenn no es cualquier productor; es EL productor: ha estado delante de una veintena de premios Tony, los Billboard e incluso convención del Partido Demócrata. Y, claro, los premios de la Academia.
“Al final del día, tenemos que seguir adelante y hacer que este sea un espectáculo grandioso, entretenido y respetuoso como podamos. Y sí, sabemos que todo este negocio está pasando por una pequeña transición, nuestro objetivo es hacer bien nuestro trabajo”, explica en una charla con medios selectos, incluido EL UNIVERSAL.
La Academia suele modificar distintos aspectos para entender el pulso en el que se desarrolla la ceremonia. Este año, con un equipo renovado, ha decidido que regrese un presentador que encauce el humor de los premios, que será Jimmy Kimmel y su equipo creativo, incluida su esposa, la escritora y productora Molly McNearney.
“Eso de estar casado con el anfitrión…”, dice en tono irónico: “Creo que anoche nos peleamos por una broma mientras nos lavábamos los dientes. A ver cómo nos va”.
Ya en modo serio, la escritora de Jimmy Kimmel Live! detalla lo complicado que ha sido afinar las bromas para el Oscar: “en nuestro programa, tienes que ir en vivo a las 4:30. Entonces, ya sabes, no podemos pensar demasiado en cada broma.
“Y definitivamente estamos pensando demasiado en cada broma en este momento. Estamos en esa parte de pulir. Tenemos demasiados chistes. Así que ahora estamos tratando de averiguar cuáles funcionarían mejor”.
McNearney no quiere dejar de lado otro aspecto que ha notado al estar casada con Kimmel. La manera en la que está lidiando con el caos, como cuando, en 2017, se premió por accidente a la cinta La La Land, en vez de Moonlight.
“Le gusta lo inesperado. Nunca había visto a nadie más emocionado en mi vida. Le encantan los momentos así. Le encanta estar en el momento. Y tenemos un equipo de escritores a los que les encanta escribir con la espontaneidad en marcha. Hay que reírse porque sólo así la gente hará lo mismo”.
El humor ha cambiado, eso lo sabe el equipo del comediante, que se ha adaptado a las fechas recientes, para McNearney es clara la línea divisoria:
“No vamos a hacer enojar a nadie. No estamos aquí para insultar. Estamos aquí celebrando. Estamos aquí para levantarlos. Es una gran noche. Obviamente nos reiremos mucho, pero no a expensas de la gente”.
¿Habrá bromas sobre Will Smith y Chris Rock? “Bueno, puedo hablar: se hablará y luego seguiremos adelante, porque creo que eso es probablemente lo que todos quieren, especialmente en la sala.
“No queremos hacer este año un show sobre el año pasado. Pero, sí, ciertamente es algo que podemos y abordaremos de manera cómica”, dice.
El showrunner Ricky Kirshner es enfático al respecto, dejar atrás lo sucedido el año pasado y enfocarse en la manera artesanal en la que se hacen las películas:
“La mayoría de la gente ve sólo a los actores frente a la cámara. Pero como saben, hay cientos de personas que hacen películas y muchos no saben lo que se necesita. Pero vamos a mostrar eso y honrar a todos los hacen filmes”.
Uno de los aspectos más importantes para el equipo creativo de la ceremonia es la manera de contactar con las nuevas tecnologías, conscientes en que, independientemente de si la ven en la tv, los espectadores estarán conectados en tabletas, celulares y cualquier dispositivo en el que accedan a redes sociales.
“Tendremos un código QR en la mayoría de nuestros actos”, dice Weiss a EL UNIVERSAL.
“Eso nos permite no sólo ser un programa de tv, sino cruzar plataformas e invitar a la gente a ver el programa y, también, recibir contenido, ya sabes, también digitalmente. Cuanto más sepan sobre los nominados, por ejemplo, más interés tendrán en saber quién va a ganar”.
EL OSCAR Y LA CEREMONIA
Cada año se fabrican 50 estatuillas, que son las que se entregan en una ceremonia transmitida por televisión
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