Susana Zabaleta mantiene una excelente relación con sus hijos. Se ríe, bromea con ellos, y mientras les recuerda lo que le han hecho pasar como madre, también escucha y se deja sorprender por cómo la perciben, definiéndola como un ejemplo a seguir.
“Es entregada, nunca ha faltado a una función, siempre se prepara, siempre ha estudiado para dar lo mejor de ella, el ver el respeto que le tiene a la profesión me inspira mucho a hacerlo de la misma manera”, cuenta Elisabetha Gruener, la hija mayor de la actriz, lo que provoca que Zabaleta deje ver, entre risas, cuánto admira a sus hijos.
Ambos han crecido en la industria del entretenimiento. Matías Gruener, de 17 años, ha incursionado ya en series juveniles, y ahora su hija Elisabetha Gruener, de 23 años, debutará en la obra de teatro "Toc Toc".
La hija continúa: “Ahora llegó esa etapa donde ambas podemos enseñarnos cosas, antes pues iba creciendo, y era como de obedecer a tu mamá, pero ahora me encontré a mí como persona, y es no sólo el respeto y la admiración que le tengo, sino la amistad, se refuerza mucho el vínculo”, comparte.
Susana siempre ha querido que vean en ella a una madre, pero también a la mujer en ella. Se le ve rebosante y, como siempre, atractiva, algo que enorgullese a sus hijos. Ella se sabe mujer, actriz y madre, todo ello.
“Una vez casi no llego a la escena en el teatro por estarla amamantando, salí corriendo cuando me llamaron. Y no me arrepiento de haber dicho que no a tantas novelas, cómo lo voy a hacer sin mi hijo, no la voy a ver caminar, su primera palabra, yo no me puedo perder de eso”, comparte.
“Ahora los veo, los escucho y pienso cómo los hijos te superan, tal vez tú te sientes orgullosa de ti, pero tus hijos siempre te van a superar”, dice, a lo que Matías añade: “El vínculo que tenemos como familia es lo que nos ha influenciado, verla a ella cantar, vocalizar, es muy bonito y muy divertido, es lo que me ha inspirado”, cuenta el joven.
El deseo de Cecilia Toussaint siempre fue ser madre, así que pone esa labor por encima de la de ser una las principales precursoras del rock en México. Emocionada, ve los frutos de su esfuerzo al escuchar lo que sus hijos ven en su figura.
“Le he aprendido la tenacidad y las ganas de luchar por tus sueños, trabajar para conseguirlo”, asegura María, la hija mayor, quien además también es madre de un pequeño de tres años.
“Y, como mamá, me ha enseñado con lo amorosa que siempre ha sido conmigo. Es la que me ha dado seguridad en mi vida y es lo que yo también quiero para mi hijo, que sepa que en casa es donde puedes estar bien y contenido”.
Julián, su segundo hijo, confiesa que ser descendiente de Toussaint y de Alfonso André, integrante de Caifanes, es algo que no le permitía destacar por su propio esfuerzo como músico, motivo por el que pensó en algún momento en desistir, pero su principal pilar lo mantuvo.
“Por momentos pensé que nunca me iba a quitar esa etiqueta de ser 'el hijo de...', pero ella me apoyó y me dijo: ‘Demuestra lo que tienes tú. Mientras más cosas hagas, tu trabajo hablará más por ti, más que lo que la gente crea que eres por tu familia’, y eso fue lo que me ayudó a seguir”, recuerda Julián.
Eso que ahora Cecilia escucha de quienes crió le confirma que ha logrado su objetivo como madre: aportar algo de bien al mundo, como lo ha hecho también desde su faceta musical.
“Creo en los seres humanos. Por supuesto que no dejo de ver toda la problemática que existe hoy en día. Me inquieta ver todo lo que pasa y veo a mi nieto y se me va el aliento, pero creo que a lo mejor él es esa persona que puede hacer esa diferencia”, detalla Toussaint.
“Siempre he creído que es un acto de fe traer personas nuevas que van a aportar algo nuevo, y que no necesariamente van a repetir lo que las generaciones anteriores han hecho. Cada persona nueva en el mundo es una oportunidad para mejorar”.