La soledad y la falta de amor de su madre hicieron que un joven se aferrara a la vida en busca de la aceptación; su deseo de sobrevivir lo hizo cruzar el Muro de Berlín . El futuro sería impredecible: llegaría a ser uno de los músicos más admirados en el mundo al formar la agrupación alemana Rammstein .
Muchas figuras, antes de ser famosas, tuvieron una vida difícil, pero muy poco se ha hablado del pasado de Richard Z. Kruspe , que dio origen a una de las bandas de metal más reconcidas a nivel mundial.
En una Alemania dividida en occidental y oriental, nació el guitarrista en Wittenberge , en 1967, en un municipio que se encontraba en la parte custodiada bajo la ocupación soviética.
No fue sólo la condición de su país, desde niño, el músico enfrentó el divorcio de sus padres, hecho que, como ha comentado públicamente, lo afectó y marcó para el resto de su vida, especialmente por el rechazo de su madre.
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“Soy el segundo hijo y fue un poco complicado, sucedió que mi hermano mayor tuvo todo el amor de mi madre y yo no fui muy afortunado en eso; creo que todos estamos aquí para ser amados por nuestras madres, pero yo no tenía esa sensación... esa privación tuvo un gran efecto en toda mi vida”, comentó en un documental llamado “Wenn die Seele Trauer trägt” (Cuando el alma está en pena), transmitido por el canal de televisión alemana VOX.
Un inicio difícil
La vida le trajo fama y fortuna, pero detrás de esa imagen, el cantante ha dejado en claro en varias ocasiones que su mundo no es brillante, sino que en ocasiones es muy oscuro por lo que padeció en la niñez y adolescencia. Richard ha tenido que luchar en contra de la depresión, que también estuvo acompañada de drogas.
“Mi padre estaba lejos de casa, mi madre no me decía dónde estaba él y a mi padrastro yo no lo aceptaba, por eso fui educado con violencia. No había paz ni existía un ‘estoy en casa’, porque eso iba de la mano con la violencia, con la oscuridad y la soledad…”, compartió.
Las condiciones sociales y familiares por las que atravesó lo llevaron a escaparse muchas veces de su casa, pero al encontrarse en un camino en donde no tenía nada, ni a nadie, tuvo que madurar a muy temprana edad y buscar la manera de sobrevivir.
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“Recuerdo que tenía 13 años, las cosas estaban tan mal en casa que tenía la sensación de que ya no podía soportarlo y simplemente huí. Dormía en las bancas de los parques, era noviembre, el clima era difícil en Berlín del Este; sólo pensaba en cómo sobrevivir, salir adelante, eso era lo que sentía junto a la soledad y estaba enojado, triste; yo quería irme y hacerme cargo de mi vida”, recordó.
Así, en la música encontró una escapatoria a su realidad, se convirtió en la compañera que lo llevó de la mano al éxito.
“A menudo estaba en mi habitación, confinado, no se me permitía salir y la música fue siempre un puente hacia otro mundo, me permitía dejar la realidad, escapar, y por eso tuvo, y aún tiene, una gran influencia en mí, desarrollé una amistad, porque no me lastimaba y era capaz de gozar con ella”, señaló.
En su afán de llamar la atención de su madre, el músico usaba métodos provocadores, como escuchar música muy fuerte, y eso más tarde se convirtió en esos sonidos desafiantes que caracterizan a la banda.
A los 16 años Kruspe viajó con unos amigos a Praga, en donde se compró una guitarra; aunque había encontrado confort en la música, no pensaba en nada serio.
Sin embargo, en esa ocasión una chica le insistió que la tocara y, aunque no sabía hacerlo, la tocó para impresionarla. Que los chicos que tocaban la guitarra llamaran la atención de las mujeres le sorprendió, ahí empezó a escribir su historia “profesional” en la música.
Al caer el muro: libertad
Un mes antes de la caída del Muro de Berlín, al salir de una estación del Metro, sin querer el cantautor quedó en medio de una manifestación política, y eso lo llevó a que fuera golpeado y arrestado.
Pasó seis días en prisión y, tras su liberación, decidió cruzar el Muro de Berlín y escapar a Alemania occidental.
Después de la caída decidió regresar al este de Berlín, en donde conoció a Oliver Riedel y Christoph Schneider, con quienes compartió vivienda.
Para ese entonces ya había formado parte de varias bandas, pero quería inventar un concepto nuevo en la música y así formó Rammstein, junto a Till Lindemann, Paul Landers y sus compañeros de piso.
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La aceptación y el amor que tanto buscó en una madre los encontró en los escenarios y en sus millones de fans, que hicieron e impulsaron a que su creatividad para escribir y hacer música creciera y, junto a sus compañeros, lograra formar una de las bandas más importantes de Alemania, por muchos considerada madre del Neue Deutsche Härte, que llena estadios y vende millones de copias alrededor del mundo.
“Recuerdo estar en el escenario y por primera vez tener esa atención, esa sensación de aceptación, de ser amado, adorado y fue increíble y pensé: ‘esto es como una droga, como cuando probé la cocaína por primera vez y me elevó... tu vida de repente tiene sentido, creo que muchos artistas y músicos necesitan de eso pero lo demonizan y odian necesitarlo; es como una droga, siempre tiene que ser más y más y nunca se detiene; es este deseo de la atención, ‘por favor, admírenme, quiero gustales’, ‘por favor, háganme sentir bien’ (...) creo que siempre intenté compensar esa falta de atención que necesitaba de mi madre, ese amor que en parte no tuve con otras cosas’”.
La banda alemana de Richard Z. Kruspe por anunció que se regresará a México el 1 y 2 de octubre de 2022