Juanita tiene Alzheimer y su pareja Jorge la idolatra. Ella es exiliada chilena, así que en su vida enfrentó un alejamiento de su vida original por cuestiones políticas y, con la enfermedad, experimenta otro donde el pasado ya no existirá.

¿Suena triste? Si. De hecho desde los primeros minutos de "No son horas de olvidar", documental dirigido por David Castañón, las imágenes de felicidad ponen la mesa para intuir que vendrá la parte oscura.

Pero la verdad es que es un canto a la vida propuesto por el egresado de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas de la UNAM, en donde se ve que el amor no cambia entre las personas y con el tiempo.

“Suena trágico desde la sinopsis de adultos de la tercera edad con la enfermedad, pero habla de las bondades y cosas que se pueden dar en la vida  a pesar de cierta condición, el amor no cambia, por eso hay escenas de baile, de placer, de remembranza en medio de la vida donde para todos los momentos de felicidad son muy pocos”, comenta Castañón.

“¿De verdad es una película sobre mí?”, preguntaba feliz la mujer cada que veía al equipo de producción.

"No son horas de olvidar" comenzó su preparación hace unos siete años cuando el cineasta comenzó a visitar centro de atención a personas con Alzheimer. Foto: Mandarina Cine.
"No son horas de olvidar" comenzó su preparación hace unos siete años cuando el cineasta comenzó a visitar centro de atención a personas con Alzheimer. Foto: Mandarina Cine.

“Suena trágico desde la sinopsis de adultos de la tercera edad con la enfermedad, pero habla de las bondades y cosas que se pueden dar en la vida  a pesar de cierta condición, el amor no cambia, por eso hay escenas de baile, de placer, de remembranza enmedio de la vida donde para todos los momentos de felicidad son muy pocos”, comenta Castañón.

“La personalidad de Juanita es atrayente, amena, divertida. Cuando la conocí percibí todos los cuidados y el amor que recibía de su familia, estaba plena”, agrega.

"No son horas de olvidar" comenzó su preparación hace unos siete años cuando el cineasta comenzó a visitar centro de atención a personas con Alzheimer. Tenía la idea de hacer algo al respecto. Cuando conoció a la que sería su protagonista, entabló comunicación con la familia para ver la posiblidad de grabarla. Y aceptó.

Ya durante el rodaje, Juanita no ponía atención a la cámara. Ella vivía normalmente, ignorándola.

“La cámara puede ser invasiva, pero con ella creo que por eso este es un buen documento de cómo actúa, porque no la tomaba en cuenta para nada”, abunda el realizador.

El documental tuvo su primera exhibición durante 2020 en el Festival Internacional de Cine de Morelia, que prácticamente fue online por la pandemia de Covid-19.

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