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Aunque Juan Gabriel nunca ocultó ser un fiel admirador de María Félix, siendo incluso el último dueño del retrato que Diego Rivera pintó de La Doña, la diva mexicana no era tan fan de Juanga, hasta un día que ella llegó de sorpresa a uno de sus shows y quedó rendida ante él.
Así lo relata el periodista Guillermo Ochoa, quien además de ser uno de los amigos cercanos que tuvo Félix, fue quien, sin querer, le presentó a Juan Gabriel.
“Un día estaba platicando con María y le dije: ‘María, ya me voy, voy a ver a Juan Gabriel’, a lo que ella me respondió: ‘¿qué tal es el tipo ese?’ Yo le dije que era maravilloso, que era de aquí el mejor showman, y de cualquier parte del mundo, una estrella del espectáculo”, recordó.
El comunicador explicó que tras decirle esto, Félix descolgó el teléfono y le llamó a su eterno amigo Ernesto Alonso y, luego de unos minutos de conversación, colgó y le dijo a Ochoa que ella y Ernesto lo acompañarían a ver al Divo de Juárez.
“Nos fuimos a verlo a El Patio en una mesa que daba el escenario. Llegaron. Ernesto Alonso junto a mí y, al lado de María, sale Juan Gabriel vestido de amarillo elegante y en lugar de empezar con un show normal, inicia cantando, ‘Acuérdate de Acapulco, María bonita, María del alma...’”, relató Ochoa.
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Tras interpretar este clásico, Guillermo Ochoa recordó que el Divo de Juárez se acostó a los pies de María mientras siguió interpretando otros temas, cantándole a sus pies, hasta que La Doña finalmente se rindió frente al cantante.
Aunque Ochoa tuvo una amistad cercana con La Doña, cuando él salió de Televisa la actriz ya no pudo darle mas entrevistas, algo que, aunque le entristeció, también lo comprendió.
“Cuando salí de Televisa, comencé a trabajar en Acir y un día para mi regreso a los medios, dije: ‘voy a llamarle a María’. Me dijo que sí pero de pronto me empezó a dar largas, hasta que un día me invitó a su casa”, cuenta.
Fue a partir de ese momento que la diva tuvo que sincerarse con su amigo.
“‘Guillermo, no podré darle la entrevista, disculpe’. Y yo entendí que ya no estábamos en la misma empresa. Me fui de su casa y a las dos calles me solté a llorar”.