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A Miguel Salgado y su ópera prima Vergüenza los detuvo el Covid-19. En realidad, les faltaban cuatro días cuando explotó la pandemia y el cierre de actividades masivas.
Eso no lo desanimó y, con el material rodado, un 98% del total, realizó el montaje y envió a festivales, lo cual le ha permitido acceder a Ventana Sur, de Argentina, uno de los encuentros cinematográficos más importantes en el continente.
Con otros cinco títulos (de 170 latinoamericanos inscritos), buscará alzarse con el premio de la sección Primer Corte, que le permitiría obtener apoyos en la posproducción y distribución.
Vergüenza sigue a un joven tocado por la violencia que es obligado a lastimar a los que ama.
“Quedaron pendientes cuatro días, pero con lo que teníamos nos permitió avanzar en el montaje”, señala Salgado.
“La película es la historia de dos amigos que viven en algún lugar de la República y un día se van de pinta porque les gusta el beisbol y se van a hacer una prueba; de regreso los detienen en un falso retén, de alguna manera los secuestran y tienen que pasar una prueba para sobrevivir y formar parte del sicariato”.
El guión de Vergüenza lo comenzó una vez que supo de las masacres de San Fernando, Tamaulipas, en 2010 y 2011, en el que decenas de migrantes fueron asesinados por la espalda, para posteriormente ser apilados y puestos a la intemperie por el grupo criminal de Los Zetas.
“Fue un mecanismo que se siguió repitiendo, secuestraban a los camiones y me impactó, investigué es que la mayoría de desaparecidos son jóvenes, con la carne de cañón y lo que quise fue un poco explorar ese lado del crimen organizado, pero desde la psique de lo que vive alguien en una situación así, atrapado y haciendo cosas que no quiere”.
El elenco es encabezado por Juan Ramón López, Myriam Bravo, Marya Bermeño, Francisco Mena y Fernando Cuautle.