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aridiana.banos@eluniversal.com.mx
En medio del escenario del Teatro Tepeyac y con un ramo de rosas en sus manos, la actriz Rebecca Jones recibió los aplausos del público durante el homenaje por su trayectoria que la producción de la obra El diario de Ana Frank le realizó la noche del viernes.
“Es significativo en estos momentos para mí que me hayan homenajeado en una obra con este tema, porque lo que entendí con mi enfermedad, el cáncer que tuve estos últimos seis meses que estuve batallando, es justo de lo que habla la obra: de no perder nunca la esperanza y de nunca perder lo que dice Ana en un momento dado, una meta, la meta de las metas es lo que nos mantiene vivos”, expresó Jones.
La estrella de Cuna de lobos se dijo feliz de estar viviendo ese momento, después de haber pasado siete meses encerrada y lejos de cualquier actividad pública, concentrada en recuperar su salud.
“Las personas que estamos atravesando por un momento así, debemos tomar la parte positiva de todo en la vida, porque cuando vienen las partes difíciles no nos podemos rendir y echarnos para atrás. A mi la vida me dijo: ‘creías que ibas para allá pues te regresas’, pero no hay que verlo como una parte mala o un castigo, sino como un aprendizaje”.
Las quimioterapias para combatir el cáncer epitelial de ovario fueron la parte mas dura para Rebecca, por lo dolorosas que llegaron a ser, al grado que en la cuarta quimio, cuando ya la habían operado y dicho que el cáncer había desaparecido, se preguntó el porqué de continuar con el tratamiento, pero entendió que hay padecimientos como éste que son muy testarudos y regresan.
“El cáncer es un gran momento y lo que a mí me enseñó es a detenerme y ver lo bella que es la vida”.
En el proceso fue necesario extirparle los ovarios, la apéndice y la capa epitelial, por eso fue muy importante contar en ese momento con el apoyo de sus seres queridos, en especial de su hijo Maximiliano y su ex marido, Alejandro Camacho.
“Al principio yo no le quería decir a nadie pero no se puede, tenemos que tener ayuda y esa es una de las grandes cosas que aprendí, que no podemos dejar que nos apoyen la gente que nos quiere alrededor, porque no quieres dar problemas, no quieres molestar, las mujeres que conozco somos muy fuertes e independientes, entonces de pronto hay que apoyarnos y no soltar la mano de los amigos. (A mi hijo) se le llenaron los ojos de lágrimas pero en ese momento se hizo más hombre, creció más y no me abandonó nunca”.
Uno de los problemas que enfrentó fue un mal diagnóstico, porque el tipo de cáncer que padeció puede ser confundido muy fácilmente con colitis y estuvo con este diagnóstico durante tres meses, pero pese a eso, nunca ha pensado en demandar al doctor que se equivocó.
“El cáncer ya no es sinónimo de muerte. Sí pensé en la muerte pero también en ese momento sentí mucha paz, dije, si me tiene que llevar Dios, pues ya viví rico”.
En este momento no quiere convertirse en una vocera de la lucha contra el cáncer, pero sí trabajar con algunas instituciones para concientizar sobre la importancia de la alimentación para reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.
Aunque ya se siente lista para regresar a los escenarios y los foros, la actriz no quiere comenzar a trabajar fuerte todavía.