“Esperamos que para esa fecha ya tengamos vacuna, y que esto esté un poquito mejor, y que podamos retomar esta gira”, reflexiona Alejandro Fernández.
El cantante de 49 años piensa en futuro, cuando un antídoto contra el Covid-19 ahuyente los temores y atraiga nuevamente a sus fans para un show en vivo, en una comunión que ya añora. Este sábado, a las 20:30 horas de México, recreará un poco esa experiencia, en un concierto vía streaming que transmitirá para todo el continente americano.
Al hablar, vía remota, Alejandro se halla en una posición tan relajada —torso tirado hacia atrás, cabeza levemente inclinada, reposado en el brazo de un sofá— , que uno pensaría que en ese mundo en donde se es un artista tan reconocido y el hijo de una leyenda, sólo hay que sentarse a esperar. Pero no. Esa no es la vida real.
Cuando las luces se apagan y los mariachis callan, cuando el traje de charro aguarda, las figuras públicas como Alejandro buscan su equilibrio: hacen ejercicio para sobrellevar el encierro, piensan en nuevos negocios para amortiguar alguna pérdida, pasan más tiempo con los hijos —luego se aprietan el corazón para despedirse de ellos—, y, claro, huyen de sus pensamientos...
“Hace poquito tuve una crisis como de ansiedad”, reconoce. “Pero yo creo que normal. Sí me pegó muy fuerte, me tuve que ir a Puerto Vallarta a descansar unos días. Sí estuvo bastante heavy. Pero ya, estamos un poquito mejor. Retomando”.
El 14 de marzo, justo cuando las noticias hablaban de contagiados, vuelos cancelados y pérdidas humanas, fue uno de los primeros en parar su gira “Hecho en México”, que lo llevaría por el país y otros, incluidos España, Francia e Inglaterra.
Después, abrió camino con uno de los primeros conciertos gratuitos en streaming para el Día de las Madres. Pero luego vinieron esos cambios que sacuden a cualquiera: su hija Camila, de 22 años, se casó en agosto (“uno de los días más difíciles de mi vida”, lo acepta), y su hijo, Alex, de 25, se comprometió a mediados de septiembre.
“La verdad es que me sorprendió muchísimo, no lo esperaba, pero ya no son decisiones de uno. Pienso que como padre siempre traté de darles los mejores consejos, de darles la mejor educación y ahorita ellos ya están tomando su decisión de hacer su vida”, remarca.
Este es un tema importante. En vez de pasar a otro, opta por detenerse ahí: “Hay personas, amigos míos de mi edad, que están haciendo su familia, o apenas tienen hijos de cinco años o siete años para abajo. Sí es un punto muy importante para retomar y recalcarlo, porque suena muy fuerte, ¿no?, que mis hijos se estén casando”.
“¿Y dicen que casarse joven siempre es malo?”, se le pregunta. “Tiene sus pros y sus contras, hubo cosas increíbles, pero también el casarte joven, pues no tienes la madurez para ciertas cosas y, digo, creo que he pagado con creces muchos errores”, reflexiona.
“También es una satisfacción como persona, fui papá joven, me casé de 20 años y a Alex lo tuve de 21. Entonces, tengo la fortuna de poder disfrutar de la edad de mis hijos, que voy a poder disfrutar de mis nietos, también siendo muy joven”.
Frase
“Tiene sus pros y sus contras (casarse joven), hubo cosas increíbles, pero también pues no tienes la madurez para unas cosas”, Alejandro Fernández.