"Saber posicionarnos y saber con quién estamos, qué tenemos que decir y qué no, ese es el gran poder del lenguaje. Ahí es cuando podemos expresarnos y, sobre todo, conseguir que aquello que queremos contar llegue al otro lado. Creo que este poemario va a crear, desde la cotidianidad, muchos espacios que vamos a sentir cercanos", explica, en entrevista, la poeta española Edurne Batanero, quien presentó en la Feria Internacional del Libro Monterrey su libro "Infancia es una fruta", ganador del Premio de Poesía Joven Vaso Roto 2024.
El libro, cuenta, se centra en la forma en la que Batanero experimenta, diariamente, las etapas vitales: su relación con el deseo o sus posicionamientos como mujer joven. Como trabajadora social, pasa mucho tiempo con las infancias; por sus relaciones familiares, con su abuela.
"Entonces, ahí empecé a ver cómo cambiaba mi forma de relacionarme; cómo cambiaba al final cuando me relacionaba con la infancia y cómo cambiaba con la vejez. Y también cómo cambia nuestro hilo de pensamiento".
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Lo importante, explica Batanero, es hablar de ello y acercarlo a diferentes ritmos: en sus palabras, no hay nada malo en estas diferencias, lo importante es aprender a bajar o modular el ritmo, en todos los niveles, ya sea con un niño o con un adulto. Algo medular en la exploración que la poeta muestra en su libro.
"También hay que adaptar el lenguaje. Este poemario habla de cosas cotidianas. No necesito un lenguaje elevadísimo. Necesito que mi vecina vaya a entender las palabras que uso".
El libro surgió cuando Batanero se percata de que las etapas de la vida ocupan un papel central en su escritura. "Me reconozco a mí misma en la importancia que éstas tienen. Al final, simplemente estaba escribiendo poemas y no me había sentado a analizar de qué iba mi escritura. Esto es una especie de forma de autoanálisis. Allí fue cuando decidí la línea que estaba trabajando y cómo quería desarrollarla más; decidí que podía tomar forma de poemario. Así se empezó a construir Infancia es una fruta".
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