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Por la complicación de la esclerosis múltiple que padece, Humberto Dupeyrón vive en La Casa del Actor desde hace dos años. Desde ahí, recuerda: “Sufrí mucho, tuve problemas en mi matrimonio, dos o tres divorcios antes de llegar a un veredicto sobre la EM. Cuando lo supe mi esposa me pidió que me fuera de casa para que mis hijos no vieran mi deterioro. Yo le respondí que si un hijo mío se enteraba de mi enfermedad, tendría que aprender a vivirla como yo aprendería a vivirla”.
Tras muchos conflictos se fue de la casa, pero sus hijos han estado cerca. “Cuando lo supieron Natasha y Osterlen estaban chiquitos, mi hijo me decía ‘papá ¿cómo es que no puedes caminar?, mira, hazle así, ven’, yo respondía que no podía, pero insistía en que era fácil. Después lo entendió y ahora tiene 26 años y me quiere muchísimo, me carga para subir y bajar del taxi”.
A sus 72 años, la enfermedad le ha impedido caminar y el año pasado se sometió a una operación de la columna que prometía mejorar su condición e incluso ayudarle a ponerse en pie, pero no sucedió.
Con una enfermedad que define como dolorosa, agresiva e irreversible, Humberto dice que nunca ha pasado por cuadros depresivos y considera que no le ha pesado en la carrera; de hecho, hace poco hizo dos funciones del monólogo El Gorila.
“Creo que todos tenemos algo que vivir en la vida y un camino que recorrer, la muerte la he tenido cerca, he visto morir a muchos compañeros por esta enfermedad, los vi recién diagnosticados, los vi quedarse mudos, quedarse ciegos, terriblemente mal y se suicidaron o se murieron, yo sigo aquí. Sí he sido afortunado, totalmente afortunado”.