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La noticia cada vez más común de que en Tijuana aparecían cuerpos de adultos mayores provenientes de Australia comenzó a generar curiosidad de parte de la directora de cine mexicana Analeine Cal y Mayor, quien comenzó a investigar sobre las causas de muerte.
Descubrió que en muchos de los casos los extranjeros venían a México en busca del suicidio a partir de un medicamento que conseguían en el mercado negro.
Algunos de ellos habían tomado la decisión después de haber asistido a una de las conferencias en torno al suicidio dadas por el doctor australiano Philip Nitschke, apodado como el Dr. muerte.
“El hecho me impactó mucho y esto me llevó al doctor Philip, quien les aconsejaba qué hacer si se querían morir”, recuerda Analeine en entrevista.
A partir de entonces, la directora decidió iniciar un trabajo documental que siguiera la labor de Nietchke, uno de los mayores defensores de la eutanasia y el primer doctor en el mundo en aplicar una inyección letal de forma legal y voluntaria.
“Es un tema fuerte, pero tiene su humor negro, al público le van a parecer divertidas algunas cosas”, definió la realizadora.
Junto a ella se unieron productores como el ganador del Oscar Viggo Mortensen y el mexicano Carlos Sosa, quienes documentaron en Dulce muerte el camino del Dr. y el de Kathy, una mujer de 87 años que decidió viajar a Tijuana para conseguir el medicamento para terminar con su vida en caso de heredar la enfermedad crónica que padeció su madre.
“El doctor no acepta en su organización gente con depresión porque lo considera como una enfermedad que tiene cura, aunque tenga una enfermedad terminal o no, porque la depresión es un estado temporal, es una enfermedad que tiene medicamentos para tratarlo, pero hay personas que están completamente bien física y mentalmente y que quieren tener la información porque tienen la edad, quieren ir a sus conferencias y tienen derecho a esa información”, señaló Cal y Mayor.
La directora dice que a lo largo de los años su punto de vista sobre la eutanasia ha cambiado a partir de experiencias personales y de observar casos como el de Kathy y Tom, un hombre que también se presenta en el documental y que recuerda el sufrimiento de su esposa después de padecer esclerosis múltiple.
El lado de la ley
Sin embargo, los creadores aceptan que es un tema que tiene que ser reflexionado tanto a nivel social como legislativo, para regularlo.
“Tuvimos acceso a la nueva propuesta de ley y el tema siempre se pone en un sano juicio, que es algo donde tú estás con todas tus facultades mentales congruentes, coherente; medir el sano juicio sería algo muy difícil y con una respuesta muy profunda. Cuando empiezas a ver todo lo que conlleva hacer una ley que legalice ciertas cosas, como el uso de la marihuana, el aborto, la eutanasia y demás, parece fácil pero luego empiezas a meterte y ves que no”, dijo Carlos Sosa.
Los creadores esperan que esta cinta, que acaba de ser presentada en el Festival de Cine Internacional de Morelia (FICM), llegue a los cines pronto y tenga un impacto social significativo en torno al tema de la eutanasia.
“Es con la inocencia e ingenuidad que comenzamos nuestros proyectos documentales y sabemos que estamos a favor de que la eutanasia sea legal”, resaltó el productor.