“Mi mejor amigo me violó”, dice Hillary en una escena de la cinta “ Distrito olvido ”, ópera prima del mexicano Thom Díaz , que sin estudiar cine se coló al Festival Internacional de Cine Guanajuato para contar historias de violencia.
Foto: Nicole Trejo
Originario de Monterrey , Díaz es un profesor de fotografía que aprendió de manera lúdica y en 2014 se unió a la asociación civil Supera, donde le propusieron realizar un taller de fotografía con jóvenes en condiciones de violencia y peligro que viven en las zonas marginadas de Guadalupe y Juárez, en Monterrey.
Para Thom el resultado fue casi autobiográfico, pues él nació y creció en la misma zona.
“Afortunadamente mis papás me inscribieron a una secundaria distinta a la del barrio y me metí al deporte, hice atletismo y un pequeño incentivo así te saca de esas circunstancias, después mi hermano mayor llevó a mi casa una cámara y esa cámara me dio la oportunidad de tener un interés por expresar algo visualmente. Yo no estudié fotografía, ni cine, son aprendizajes empíricos”, contó Díaz en entrevista.
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El proceso de filmación comenzó en el 2017, pero por la pandemia se pausó su estreno fuera de Monterrey hasta el festival de cine que se llevó a cabo en San Miguel de Allende, Guanajuato, donde compitió en la selección de largometraje mexicano.
“A partir de aquí es un reinicio porque si no hubiera tenido esta oportunidad aquí, en Monterrey no la iba a tener porque es muy complicado, todo se va tapando por la viralidad, es muy difícil que salgan las cosas”, señaló.
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Además de la historia de Hillary, la de Rubén,un joven que ha encontrado en la fotografía una balsa de supervivencia y Sower, quien es consumidor de drogas, pero demuestra tener la destreza que bien podría ocupar un artista.
“La fotografía te engancha muy rápido y es algo muy inmediato, das un click y ya ves el resultado, a comparación de un óleo o un grafiti, pero luego voy viendo que el problema va creciendo cada vez más, que es más grande la desigualdad, pero yo creo que lo que yo he detectado no es tanto un problema de pobreza extrema, sino una pobreza más cultural, educativa, generacional, de herencia”, dijo Thom Díaz en entrevista.
El joven creador no pierde la esperanza de generar un llamado a las autoridades para que acerquen los recursos a las juventudes marginadas y que proporcionen los mismos recursos que tendría un universitario a aquellos que no tienen el acceso por sus condiciones de vida.
“Mi siguiente paso aunque aún tengo que perfeccionar ciertas cosas es enseñar cine a jóvenes, desde mi visión, con mis propios recursos porque si les quisiera enseñar cine como comúnmente es, para mí sería inalcanzable. Es muy complicado hacer cine con las reglas actuales porque todo se basa en el dinero”.
melc