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El dios azteca Tonatiuh, el Quinto Sol, está cansado.
Para sustituirlo, deidades como Tláloc, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl se han reunido para elegir a quien iluminará y dará calor al universo, al tiempo que ayudarán a una niña moderna a salvar ciertos obstáculos.
Mi amigo el sol, ahora en producción, es la nueva apuesta cinematográfica animada de Fotosíntesis Media, estudio que ha llevado al cine El ángel en el reloj y Un disfraz para Nicolás.
Ahora Tollan, la ciudad de los dioses con todo y sus pirámides, diálogos en lengua náhuatl y la participación vocal de Silverio Palacios (Matando Cabos) y el exacadémico Erasmo Catarino, son parte de la aventura.
“La película va de una niña que muere por pintar, pero tiene un papá que sólo piensa en cómo sostenerla económicamente a ella y la abuela. Pero entonces hay un mural que abre una puerta a este mundo de los dioses”, dice Alejandra Pérez González, directora del largometraje.
“Es una historia donde se ve a los dioses y se les conoce de una forma entretenida. Tláloc, por ejemplo, va a aclarar 20 veces que es dios de la lluvia (risas) y se verá cómo es la relación entre ellos, que llevan muchos años conociéndose”, agrega.
Mi amigo el sol comenzó su escritura en 2019 ocupando la leyenda de los Cinco Soles, que cuenta cómo fueron creados la Tierra y los humanos con la intervención de las divinidades, como trama paralela a la de la niña y su papá.
Más de la mitad de la historia, comenta el productor y coautor del guión, Miguel Ángel Uriegas, se desarrollará en el universo mágico, donde se verá cómo la relación tirante entre ambos personajes va mejorando.
“Queremos contar nuestros mitos y leyendas mexicanas para las infancias y Xóchitl y Diego (niña y papá) se acaban viendo inmiscuidos en todas estas broncas de los dioses”, indica.
“No es que ellos vayan al pasado, sino que todo está pasando en la actualidad, los dioses por ejemplo hablan de los humanos y todo eso, son dos mundos paralelos”, añade.
Eso sí, aclara la realizadora Pérez González, se permiten libertad creativa en el tema de los dioses; no se trata de hacer un documental, sino de contar una historia que invite a los niños a saber más.
En el cine mexicano casi es inexistente la etapa prehispánica en animación. Tlacuilo (1984) fue un ensayo que argumentaba cómo los códices podían leerse de manera fonética y El rey Nezahualcóyotl (2013) que abordaría la vida del monarca de Texcoco, no pudo ser terminada por falta de recursos.
“Me tocó ser de los niños que llevaban al Zócalo y nos hablaban de la cultura Azteca. A mí que me gustaba, me imaginaba todo y me preguntaba por qué no había nada de eso en cine, pero sí cosas de princesas y eso. Qué padre que ahora se abra el cine a estas historias y pueda seguir”, comenta la cineasta.
Rescatan sus raíces
Si en las anteriores películas de Fotosíntesis Media se buscó ayudar a una causa, como el cáncer infantil o el síndrome de Down, con la actual se pensó en la protección a las lenguas indígenas, en este caso el náhuatl. Por ello existe un macehual, hombres que eran criados con una fuerte espiritualidad y estrecha relación con la naturaleza, cuya voz recaerá en Erasmo Catarino, ganador del reality La Academia y profesor de lenguas.
En las escenas donde aparezca, habrá otro personaje que traduzca lo que dice, para que, cuando la película sea doblada a otros idiomas, se respete la lengua originaria y la oigan los espectadores.
“Él le da esa aportación como de ternura, de nostalgia, de tristeza; al hablar él mismo náhuatl, ayudó en la traducción para la película, lo oyes y lo primero que piensas es aprender la lengua”, señala Pérez.
Ana Tena, Humberto Solórzano y Moisés Iván Mora son actores de doblaje que completan el elenco.
Con un presupuesto de alrededor de 30 millones de pesos, cuenta con el apoyo del Eficine, estímulo fiscal que permite a personas morales y físicas destinar parte de su Impuesto Sobre la Renta para la hechura de películas nacionales. Su estreno se contempla para 2024.