La muerte no como punto final, sino como principio detonador. Esa es para Diego Luna la enigmática clave de "Wander Darkly" , una valiente película de Tara Miele con la que la estrella mexicana exploró el luto, la memoria, el desamor y la paternidad.
"Cuando pierdes algo con una muerte, empiezas a entenderlo, empiezas a valorarlo", aseguró Luna sobre una cinta que se estrenará este viernes en salas y en plataformas de Estados Unidos y en la que comparte protagonismo con Sienna Miller.
"Wander Darkly" parte de un accidente de tráfico mortal que deja a Adrienne (Miller) en algo así como un limbo, a caballo entre la vida y la muerte, y donde solo logra comunicarse con su novio Matteo (Luna).
Como una versión "indie" de "Ghost" (1990) y con un tratamiento de los recuerdos y del tiempo que entronca con "Eternal Sunshine of the Spotless Mind" (2004), "Wander Darkly" fue el último trabajo de Luna antes de sumergirse de lleno en el rodaje de la serie de "Star Wars" sobre Cassian Andor , que ya está en marcha en Londres.
Viniendo de un país como México, que tiene una relación tan particular con la muerte, ¿qué le atrajo de la reflexión sobre la muerte de esta película?
Me atrajo todo. Me atrajo la inteligencia del guion, la complejidad que proponía en términos de esta pareja, la honestidad con la que habla del amor, de ese paso tan importante que uno puede dar que es la paternidad y la maternidad en un contexto donde no estás preparado.
No es fácil. Tendemos a romantizar siempre el qué pasa cuando va a llegar ese gran regalo. Y sí, en efecto, es un regalo hermosísimo, pero también llega con una cantidad de retos y de complejidades que hay que sortear y donde lo más fácil es que se genere un conflicto en la dinámica.
También reflexiona sobre la memoria, algo que me gusta muchísimo. Es esta idea de la muerte: cuando pierdes algo, empiezas a entenderlo, empiezas a valorarlo, empiezas a respetarlo de una forma que quizá no te diste la oportunidad cuando estaba presente.
Como actor representaba, además, un reto interesante en mi vida. Cuando llegó, yo estaba haciendo "Narcos" con un personaje de mucha intensidad y por muchos meses. Para mí, fue muy rico poder meterme en una película, pensar en otro personaje, casi en otro idioma y darle ese respiro y esa capacidad de hacer un trabajo más artesanal (...) Es un ritmo distinto que yo añoraba y que agradecí ese verano que filmamos en Los Ángeles.
Y también trabajar con Sienna Miller, que es alguien que quiero mucho, que conozco desde hace tiempo y que admiro. Ella tenía un reto enorme enfrente y no se quedó corta para nada. Navegar este viaje con ella fue muy lindo.
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Estamos en un año de luto compartido, de tragedia universal. ¿Ha cambiado nuestra relación con la muerte por la pandemia?
Creo que sí. Lo que ha cambiado es nuestra relación en términos de conciencia con el otro, en general. Una pandemia nos recuerda que no estamos solos, que de nada sirve qué tan sano, protegido o seguro creas que estás. Esto es algo que está pasando en todos lados y hasta que no sane en todos lados no podrás estar bien.
Es una conciencia de que la realidad del otro tiene todo que ver contigo. Creo que, dentro de todo lo negativo que esto ha traído, esto puede ser una gran herramienta de cambio.
Hemos estado muy aislados buscando todo eso que nos aleja en lugar de entender que estamos mucho más cerca de lo que queremos aceptar. Y que, por ende, lo que le pasa al otro debería ser importante para ti. Creo que este momento nos ha traído ese nivel de conciencia y espero que podamos utilizarlo para construir una realidad mejor y más sana.
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Los protagonistas de "Wander Darkly" recurren a la memoria para practicar una especie de autopsia de lo que salió mal en su relación. Cuando una historia de amor no funciona, ¿es más fácil olvidar o analizar qué falló?
No sé que sea más fácil o difícil, eso dependerá de cada relación y de cada quién, pero lo más sano es regresar en el tiempo y tratar de reconstruir esos pasos que fuiste dando.
Nosotros somos un cúmulo de decisiones y ser objetivos y cuestionarnos es nuestra tarea. Para mí, ese es el gran regalo que tenemos: la capacidad de crecer, de aprender, de mejorar. A eso deberíamos aspirar. Y toda relación es eso: una gran oportunidad par crecer, para terminar de conocernos, para terminar de replantearnos eso que quizá podríamos corregir en el camino.
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