En el 2000 para el planeta giraba a la derecha. Describía los cambios de un nuevo siglo en donde las “mujeres vestían de gris con tirantes transparentes”. Esa era la letra de la canción que le dio fama y éxito: “En el 2000”.

Veinte años después, comenta que la tecnología nos ha desconectado de nuestras raíces. Ahora, esa joven que expresó en su canción que se “sentía vacía por no tener a Gael García”, lucha por una reconexión ancestral y alzar el estandarte de la cultura mexicana en todo el mundo.

“Desde el 2000, el cambio es increíble debido al impacto de la tecnología, de la inmediatez. Nos ha tocado vivir muchos cambios. Los que vivimos el año 2000 vemos ahora que las cosas han cambiado, nos afectan y hay que ajustarnos a este momento”, dice a EL UNIVERSAL.

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“Nos toca un cambio en todas direcciones; siento que nadie va olvidar el 2020, nadie. Yo nunca lo olvidaré. Para mí ha sido un año lleno de enseñanza y de despertar, nos ha traído algo que indiscutiblemente necesitábamos. Pero también hay personas que lo están pasando muy mal, no sé, siento que es un tiempo de avanzar juntos y tomarnos las manos; es interesante ver cómo en muchos lugares esa situación ya está pasando, pero es un atravesar doloroso y extraño”.

“Nos toca un cambio en todas direcciones; siento que nadie va olvidar el 2020, nadie. Yo nunca lo olvidaré. Para mí es un año de despertar y enseñanza”
NATALIA LAOFURCADE
Cantante

La cantante comparte que durante estas dos décadas ha vivido un proceso maravilloso, en el que poco a poco ha tejido su camino dentro del folklor y la música tradicional mexicana, porque es un género que respeta, admira y ha definido su estilo, su manera de cantar y escribir.

“En la música tradicional hay textos muy bonitos, profundos, hay mucha sabiduría siempre; viene de algo ancestral, algo muy conectado con el ciclo de la vida y a mí me ha gustado mucho explorarlo cada vez más. Sin querer se ha convertido en una forma de aprender y crecer, de avanzar y colaborar con otros artistas”, explica.

El son que conecta

Contrario a la idea de que las tradiciones mexicanas se pierden en las tendencias actuales, la compositora opina que ha visto un nuevo empuje y que le llena de orgullo que la juventud se acerca cada día más a ellas.

“Las nuevas generaciones sienten amor por nuestra música. Para mí, en el caso del son jarocho, fue emocionante ver el amor de jóvenes veracruzanos por su música y que se sienten orgullosos de ello en un tiempo en donde aparentemente estamos preparados todos por una máquina, un tiempo en el que nos desconectan más que conectarnos.

“Es interesante porque nos conecta por un lado, pero también corremos el riesgo de desconectarnos. Todo está cambiando y encontrarme con mi cultura, con el orgullo de ser mexicana y compartirlo en mi música me ha dado seguridad y sustento a mi música. Le ha dado alma y espíritu a lo que hago”.

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Es por eso que hace un llamado para que las personas se conecten con la tierra, con la familia, con la tradición, como en su proyecto Un canto por México, vol. 1 que ganó el jueves el premio Grammy Latino a Álbum del año, sobre los máximos exponentes del reggaetón. Con ese, ya son 12 Grammy Latinos en su carrera, además del Grammy americano que ganó en 2016 por "Hasta la raíz".

“Siento que eso va de la mano con el discurso de este proyecto: recaudar fondos para construir un lugar donde se trabaja para conservar las tradiciones alrededor del son jarocho”.



8 AÑOS dedicada a la música mexicana, desde su disco Mujer divina.

Natalia se refiere al Centro de Documentación de Son Jarocho, un espacio comunitario que busca ser el centro del fandango.

“En esas tradiciones no existe una relación con redes sociales, plataformas, likes; en estas tradiciones existen los fandangos en los que las familias se reúnen; los adolescentes y niños cocinan y bailan. La gente toca y hay fiesta, convivio, diálogo, hay un intercambio en la comida, la música y el vestuario hasta las anécdotas en las canciones”.

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