Aumenta el calor y las muchachas, afuera del Four Seasons , esperan el guiño, el rostro por la ventana, la mano sacudiéndose en señal de "Hola" y con suerte, un corazón con las manos para ellas que desde muy temprano han comenzado a arremolinarse allí pero que hasta ahora, no han tenido señal de vida del ídolo británico, Harry Styles .
Algunas se entretienen evitando el sol, otras se aburren viendo al infinito con la mano en la barbilla y un numeroso grupo más positivo, se organiza y canta las mañanitas o alguna de sus canciones a manera de invocación. La orden de las chicas de guardar silencio y ser respetuosas solo funciona a ratos porque, ¿cómo matan el tiempo?
–¡Harry, por favor! Grita alguna en tono de súplica.
“We Love you and de apologize/ we are very sorry, we don't want you to feel bad. You are our home and we just want you to be fine” reza un cartel largo sobre el piso, refiriéndose al momento de ayer por la tarde en el que el cantante salió con su auto y casi queda sepultado por las numerosas fans que se abalanzaron sobre él.
Una de las asistentes toma la batuta y se para frente a las escalinatas del teatro Juan Moisés Callejas (a un costado del Four Seasons) donde hay, fácil, cincuenta jóvenes que cargan banderitas multicolor con la frase “Treat people with kindless”. Imita a una candidata política y promete canciones de Harry todo el año al mismo tiempo en que les exige que, en caso de que el cantante salga, nadie va a repetir lo que ocurrió ayer y a la que lo haga le van a mochar las manos.
Luego las organiza para cantar una canción que todas comienzan muy bien pero luego se convierte en un washi washeo que las hace reír. Quién sabe en qué momento pasaron de cantar sus rolas al “¡Queremos que todos nos bailen la pelusa, pelusa por aquí pelusa por allá! Pero de pronto, una de las ventanas laterales del hotel se abre y se arma la locura de gritos. Luego luego se dan cuenta que no es Harry ni nadie conocido y se concentran nuevamente en lo que ocurre aquí abajo, en este calorón de las dos de la tarde.
Camila, la joven candidata, organizadora de porras, canciones y amenazante de trancazos si alguien se le va encima al cantante las mueve ahora a la calle, más cerca de la entrada por si Harry sale pero advierte sobre los trancazos que se llevará la que rompa el acuerdo de paz ante el cantante. La idea es que todas puedan verlo, repite y así matan el tiempo mientras llega el concierto de esta noche en el Palacio de los Deportes .
Muchas de las chicas aquí presentes irán a escucharlo pero otras solo cuentan con esta única oportunidad para verlo, al menos, en la ventana del auto o del hotel. También hay hombres pero en un número inferior al de las fans que tratan de resistir los casi 30° en la formación que les puso “la candidata”.
Minutos después, la seguridad comienza a quitar las vallas que rodean el hotel y la desilusión se nota inmediatamente. ¿Se habrá ido y no se dieron cuenta? ¿Se cambió de hotel? Quién sabe. Varias deciden quedarse un poco más para averiguar si saldrá pero otras optan por retirarse y aceptar que hoy no fue su día de suerte, que el artista no se asomó y lo hará solo en el lugar que muchas pagaron.
nrv