Antes de su entrada en la realeza, Kate Middleton, y la reina Máxima de Holanda tenían vidas muy diferentes y trabajaban en ocupaciones que no tenían relación con la nobleza. Cada una de estas mujeres dejó una huella profunda en la historia de la realeza británica y holandesa, y su ascenso a la realeza fue inesperado pero significativo.

Kate Middleton, actual princesa de Gales y futura reina de Gran Bretaña, proviene de una familia común y corriente. Asistió a la Universidad de St. Andrews, donde conoció al príncipe Guillermo. A diferencia de su futuro esposo, Kate no provenía de una familia adinerada y tuvo un como camarera para pagar sus estudios universitarios.

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Después de graduarse, trabajó en una tienda de ropa y también se unió a la empresa familiar Party Pieces, que se dedica a la venta de productos para fiestas infantiles. Su vida antes de entrar en la realeza fue marcada por el esfuerzo y la independencia financiera.

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La reina Máxima de Holanda, nacida en Argentina, también tuvo una vida muy diferente antes de convertirse en miembro de la realeza europea. Asistió a colegios de alta sociedad en Argentina, pero su familia no tenía conexiones reales. Máxima trabajó como investigadora de software en el mercado financiero y brindaba clases de matemáticas y economía para niños y adultos para mantenerse a sí misma. Su vida estaba lejos de los lujos y el protocolo real.

Lady Di, una de las princesas de Gales más famosas de la historia británica, provenía de una familia aristocrática y con un patrimonio considerable. A pesar de su posición social, Diana trabajaba como niñera antes de convertirse en miembro de la realeza. Tenía una pasión por las acciones benéficas y ayudaba a sectores necesitados, especialmente a los niños. Su compromiso con las causas sociales y su amor por los más vulnerables la convirtieron en un icono de la caridad real.

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