“El hecho de que alguien más esté alzando la voz por ti te da la seguridad de que no eres la única y que no estás sola en esta situación”, comenta la sicóloga social Samanta Castillo, tras la oleada de denuncias por delitos sexuales en contra de famosos como Vicente Fernández, Plácido Domingo, Héctor Parra, y varios youtubers.
“Cuando alguien se anima, tú tienes una seguridad en automático, por estas neuronas espejo, que nos hacen ver en la otra persona una emoción similar a la mía”, señala a EL UNIVERSAL Samanta Castillo, quien es sicóloga social y directora de Desarrollo Humano Asociación Mexicana de Resiliencia.
La tendencia de acusaciones contra celebridades ha coincidido con la época de pandemia pero también responde a cambios sociales, como que se ha perdido el miedo a hablar de delitos que antes eran normalizados, comenta la experta.
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“Nuestra sociedad ha cambiado y el medio de información es muy rápido; hace años nuestros valores aceptaban que las mujeres estuvieran en casa, que obedecieran a su esposo, no tenían voz, ni voto. Al final, el que hubiera violencia intrafamiliar era socialmente aceptado y la sociedad tenía esa tolerancia”.
Hoy, los comportamientos de la sociedad que antes eran bien vistos están en conflicto con los nuevos valores sociales, como tocar a una mujer, decir piropos o palabras sugestivas, que ahora son castigados por la sociedad y la ley. Por ello, conductas como las de Vicente Fernández, Plácido Domingo, Yosstop, Chuponcito, y Enrique Guzmán, entre otros, antes pasaban desapercibidas y ahora son perseguidas.
5.7 millones de suscriptores tiene YosStop, en YouTube. El video en el que menciona el abuso se llama “Patética generación”
“En la historia es muy poco probable que una víctima acuse a alguien sin sustento o sin que haya sucedido algo; los puede haber pero es muy de normalizar que cuando te insultan, te tocan o te dicen piropos, alguien más dice: ‘pero no fue para tanto’. Por ejemplo, en el caso de Vicente Fernández o en el caso de Plácido Domingo, quien dijo que él desconocía que aquellas prácticas eran síntoma de acoso. Ahora las personas están más informadas y preparadas para denunciar”.
Jorge Jiménez, sociólogo y consultor en Derechos Humanos AMERSE AC e Isonomía AC, pone el dedo en otra llaga.
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“La furia social responde a estos estándares de haberse callado muchos años lo que se había normalizado como un escenario de violencia”.
Samanta Castillo coincide con él: “Existe un sesgo porque creemos que los famosos no pueden estar en la cárcel. Se cree que las figuras públicas no deberían hacer algo mal”.
Los casos registrados desde hace un año, nos han enseñado que sí ocurre.