Dos delfines, uno joven de 1.50 metros de longitud y el otro bebé, de 80 centímetros, serán la entrada del cine mexicano a la creación de marionetas de tamaño natural y movimiento hechos para interactuar con actores.
Los dos cetáceos son parte fundamental de Por el mar, filme protagonizado por Daniel Mandoki, quien interpreta a un cantante famoso que pierde el habla, por lo que encuentra ayuda en los animales marinos.
Las creaciones jugarán un papel doble: primero, el grande hará de mamá del pequeño delfín y, avanzada la historia, el mismo será la versión adulta del chico.
En una industria local centrada en comedias románticas con actores que dialogan en distintos sets, esta apuesta involucra manos expertas para recrear las marionetas y así “darles vida” en la pantalla.
Invita, también, a reflexionar sobre la importancia del cuidado del planeta y la conexión con los seres que lo habitan.
Jorge Siller, quien ha sido maquillista y generador de prostéticos en filmes como Resident evil 3: extinction, La leyenda del tesoro y Marcelino, así como de criaturas para publicidad, dedicó las últimas semanas de 2022 al diseño de los delfines.
“Cuando alguien dice que es un delfín de 1.50 metros se oye poco, pero cuando ya se dimensiona en cuerpo, en volumen, te das cuenta que no es así (risas), pesará unos 40 kilos”, agrega.
Asesorado por una bióloga marina, Siller se apegó completamente a las características físicas de los animales, como el colocar los 250 dientes con que cuentan.
Ambas piezas están hechas en silicón, material que soporta sin problema el agua.
“El mecanismo trae hilo de pescar para 100 kilos, es un hilo muy grueso porque va a estar en el agua. Normalmente los chicotes son de metal, pero aquí como estarán en el mar se echarían a perder”, detalla.
Por el mar, una coproducción México-España y con locaciones en Jalisco, es la ópera prima del realizador ibérico Jaime Fidalgo. Luis Alberti (Mano de obra), Armando Hernández (El César), Tato Alexander (Cómo sobrevivir soltero) y Ximena Ayala (Perfume de violetas) integran el reparto.
Rescatan la esencia del cine
Siller es mecánico autodidacta, pues su padre fue ingeniero civil del cual aprendió cosas, pero también estudió Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas.
Un día lo buscó el director Fidalgo para hablarle de proyecto y lo vio tan entusiasmado, que decidió aceptar la propuesta.
Para todo el proceso creativo contó con un presupuesto de ocho mil dólares (unos 160 mil pesos) que realmente es poco por el costo de material, la mano de obra requerida, la investigación necesaria y el tiempo.
Esto hizo que el trabajo no fuese continuo, sino que en paralelo él y sus colaboradores trabajaran en otros proyectos. Y si sobraba material, utilizarlo para el desarrollo de los delfines.
En el cine mexicano jamás se han realizado marionetas para animales marinos. En Keiko en peligro, película de los 90, se utilizó a la orca real en un parque acuático y en Tintorera, con Andrés García y Hugo Stiglitz, se mezclaron tomas reales.
“Ahora se hacen mucho para publicidad, pero en posproducción, en digital. Para mí se ven como Hulk, impresionantes pero falta lo orgánico, la gravedad de un objeto. Debe ser una combinación”, detalla Siller.
“Lo físico no desaparecerá, yo empecé en los 90 y sigo teniendo trabajo, ahora espero que con esto salgan más cosas, porque sí se puede”, concluye.
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