Eduardo Verástegui no ha parado de llorar. Eso dice. Que desde hace ocho años había buscado llevar al público la historia sobre el tráfico de niños, y finalmente, ahora que todos hablan de Sonido de Libertad, Dios le ha dado respuesta a ese esfuerzo.

El 4 de julio pasado, el mexicano creyó estar enfrente de un milagro: el aumento de los números del estreno en Estados Unidos del filme que produce. Una semana después, ya le había arrebatado el puesto a Indiana Jones con 40 millones de dólares de ingresos: “¡Le ganamos al monstruo de la industria: Disney!”, dice desde entrevista con EL UNIVERSAL.

Bajo la dirección del mexicano Alejandro Monteverde y protagonizado por Jim Caviezel (Las pasión de Cristo), la película —que hasta este fin de semana fue desplazada en carteleras por Misión imposible— retrata la labor de Timothy Ballard, un activista que renunció al Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos para salvar a miles de niños de la trata.

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¿Es difícil lanzarse a hacer una película como esta?

¡Imagínate! La terminé hace cinco años y durante tres años estuve buscando distribución. Primero hicimos un acuerdo con Fox para sacarla en Latinoamérica y en Estados Unidos. Teníamos un contrato padre, un paquete 360 que incluía la película, una serie y un documental, pero Disney compró a Fox y me dijeron: “No es para nosotros”. Me tardé más de un año en negociar para poder sacar la película de ahí.

Luego le ofrecí el proyecto a plataformas como Netflix y Amazon, pero me decían lo mismo: “Esto no es para nosotros, nadie va a ver una película del tráfico de niños”. Un día estaba en un pueblito alejado de todo, en Utah, cuando recibí una llamada en la que me dijeron: “Somos Angel Studios. Si no tienes otra opción, nosotros queremos distribuir tu película”. Al principio me deprimí, dije: “no hombre, voy a caer en las manos de unas personas que están en un pueblito, que no tienen experiencia”, pero lo que sí vi en ellos es una fe en el proyecto y dije: “ustedes me recuerdan a mí, son outsiders, están locos igual que yo”.

¿Por qué alguien no querría apoyarla?

¿Quiénes son los únicos que no quisieran que esta película se vea? Pues los pedófilos. Si yo veo un proyecto que anda flotando por ahí y me entero de que el proyecto está diseñado para salvar vidas, yo no me voy a poner en medio, ni voy a poner la pata, a menos que yo tenga otros intereses, como acabar con las vidas. Aquí se trata de crear conciencia.

Hay una fuerte crítica de que tu filme apoya teorías de la extrema derecha.

“Al perro muerto no se le dan patadas”, como dicen por ahí, los hechos y los resultados son los que cuentan. Estamos en la película número uno del país más poderoso del mundo, compitiendo con la compañía más poderosa del mundo. Dos mexicanos, Alejandro Monteverde y yo, logramos el milagro. Entonces, todo sirvió, hasta los críticos jugaron su papel, ayudaron, entonces les doy las gracias. Para mí, esta película no es de izquierdas, ni de derechas.

Resuena en el mundo

Eduardo inició su carrera como actor y cantante, pero reviró a un camino religioso en 2004. Hoy su voz tiene una gran fuerza en la comunidad católica, además de representantes de la derecha global que lo incluyen como un miembro de la llamada batalla cultural contra el progresismo. Con el estreno de su cinta, personajes de derecha han mostrado su apoyo, como Mel Gibson, Agustín Laje Arrigoni y Jordan Peterson, quien lo invitó a presentar el filme en Londres.

¿Qué piensas del interés de íconos como ellos?

Cuando ya empiezas a tocar corazones de pensadores como Peterson y recibes una llamada donde te invita a Londres para hablar del tráfico de niños a nivel global, pues entonces dices: “¡Misión cumplida, se están logrando las cosas!” Esta película ya está haciendo lo suyo, ya está volando muy alto, ya no pueden tumbar este movimiento. Me podrán tumbar a mí, podrán tumbar a Tim Ballard, podrán tumbar a Jim Caviezel, a Alejandro Monteverde, pero la película ya está volando tan alto que los cuervos no la afectan.

Ahondemos en el mensaje de la película...

Me da vergüenza decir que somos de los principales países en trata de niños, y además tenemos la violencia sexual doméstica, o sea, en casa, el papá, el abuelito... y yo he conocido a muchas jovencitas que me cuentan sus historias llorando después de ver la película, porque hice una gira por México, recorrimos 15 estados donde le pedimos a cada gobernador de cada estado, sin importar de qué partido fueran, porque esto es un tema apartidista, es un tema humanista, y les pedimos ser anfitriones de una presentación de la película. Pueden, como gobernadores, invitar a todos los líderes de diferentes sectores de la sociedad, jóvenes, maestros, policías, ejército, todos juntos, a ver la película, y después de verla podíamos firmar un convenio donde hacemos un compromiso de erradicar la trata en ese estado, ya que si somos el proveedor número uno de Estados Unidos, ¡tenemos que hacer algo todos!

¿Tienes miedo de las consecuencias?

No tengo miedo. En un principio, el propio Tim me dijo: “Eduardo, antes de que te comprometas a hacer esta película y encabeces este movimiento, te quiero decir que nosotros tenemos muchos amigos, pero también tenemos muchos enemigos y esos los voy a compartir contigo. No quiero que después me reclames y me digas que no te dije que esto era muy peligroso”. Y en ese momento hice un ejercicio: cerré los ojos y dije: “¿qué tal si este fuera mi hijo?” Pararía todo lo que estoy haciendo y haría que el mundo entero parara todo para que me ayuden a encontrarlo. Abrí los ojos y le dije: “Sí, es peligroso, pero es más peligroso no hacerlo a la larga. Entonces vamos, ¡adelante!”

¿Cómo percibes a México?

México no anda bien, es un país muy rico y muy poderoso, donde hay mucha gente pobre viviendo y sin poder. Ahí algo está mal y así ha sido por décadas. Es un país que ha sido explotado, que se le atropella constantemente y la culpa más grande la tiene el gobierno, los políticos, que son los tomadores de decisiones. En política no hay sillas vacías, siempre hay alguien tomando decisiones y la gran mayoría de la gente está harta de los políticos, cansada, y yo formo parte de esa gran mayoría. No hay que ser político para servir, yo creo que todos tenemos esa responsabilidad de servir.

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Has dicho que te lanzarías de presidente, ¿es verdad?, ¿qué harías?

No, no lo haré. Pero lo primero sería apostar por la protección de los niños, porque no podemos hablar de un edificio enorme y empezar hablando de la cúpula y no de lo más importante, que es la infraestructura. Cuando yo me enteré de que cada 20 minutos un niño desaparece, dije: “Voy a hacer algo”. Me di cuenta de que estos números vienen de páginas del gobierno: ¡¿Y por qué no hacen nada?! Los políticos deben hacer algo.

¿Hasta dónde piensas llegar con este filme?

De inicio, quería que se estrenara el 16 de septiembre por la Independencia de México (llegará al país el 31 de agosto), y por el simbolismo que tiene para mí esa fecha, de libertad, pero luego me ofrecieron el 4 de julio y reflexioné: Estados Unidos es el consumidor número uno de sexo con niñas en el mundo y México, tristemente, es su proveedor número uno. Necesitamos sacudir la conciencia de este país y la mejor manera de hacerlo es sacarla en su día emblemático, el de la Independencia de Estados Unidos.

Y en Estados Unidos están pasando cosas increíbles. Estoy en Washington ahorita, tengo una cena con un senador, mañana veo a congresistas. Vine hace dos semanas a ver al Speaker of the House, y vamos a presentar la película en el Congreso. Voy a presentar incluso una iniciativa bipartidista con esfuerzos bilaterales para dejar un legado permanente en el Congreso y les voy a decir: “Los niños de México no están en venta, ¡basta ya!” Porque si un gobierno no es capaz de defender a los más vulnerables, a los más inocentes, que son los niños, ¿a quiénes según ustedes pueden defender?

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