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jose.montoya@eluniversal.com.lmx
Mientras que unos son sus fieles seguidores en la radio, otros más la reconocen por sus revistas o sus productos, sin embargo, Martha Debayle aún tiene muchos terrenos que quiere conquistar.
“Quiero hacer radio que vaya mucho más allá de las fronteras nacionales”, expresa la conductora en entrevista con EL UNIVERSAL.
Martha es inquieta, hiperactiva y admiradora de la gente que ha hecho las cosas diferentes.
“Admiro a Oprah. Martha Stewart, Elon Musk de Tesla, Steve Jobs, Bill Gates, Ellen DeGeneres, Jimmy Fallon, Melissa McCarthy, admiro a la gente talentosa y que tiene esa combinación entre ser graciosa e inteligente, admiro a la gente valiente, que se ha atrevido a hacer las cosas de manera diferente y ha tomado la mejor decisión a pesar de que esa no fuera la más popular. Admiro a la gente que está dispuesta a chambear mucho y a la que paga el precio para conseguir sus sueños”.
Debayle predica lo que dice. Minutos antes de comenzar la entrevista finalizó su programa de radio, despidió a un invitado internacional, concretó un par de juntas y se maquilló, todo eso en 10 minutos. Su reloj avanza a una velocidad que sólo ella conoce y que, incluso, se detiene si lo necesita. Además de estar al frente de su programa, tiene una línea de artículos para el hogar con su nombre, está a cargo de tres revistas y es modelo de algunas marcas, pero ¿qué piensa de hacer un programa de tv?
“Yo me siento sumamente comprometida y me atrevo a decirte que hasta obligada a darle a la audiencia, no importa si a través de una revista, una plataforma o un programa de radio, lo mejor que yo pueda y soy una freak del control. Para mí hacer televisión en Latinoamérica sería muy complicado porque no me siento capaz de controlar todas las variables que implica hacer un programa de televisión espectacular y entregarle a la audiencia contenidos de calidad”.
La economía de Latinoamérica y los presupuestos en la televisión, explica, son limitados comparados con los de otras regiones como Estados Unidos o Europa.
“Ahí ya tenemos un handicap tremendo. Número dos, la cuestión de talento. En los grandes programas y los más admirados que vemos, tanto en televisión gringa como inglesa o francesa, hay un talento impresionante. Te impresionan Ellen DeGeneres, Jimmy Fallon o Jimmy Kimmel porque el lunes tienes a Rihanna, el martes a Barack Obama, el miércoles a Tom Cruise y cierras a lo mejor con Pharrel Williams y yo digo, ¿con qué voy a hacer un talk show aquí en México? No solamente talento nacional, volaremos talento internacional y eso cuesta un dineral; son muchas variables que me preocupan”.
Tampoco descarta definitivamente hacer tv, pero Debayle dice que no ha encontrado hasta el momento cómo hacer para tener un programa del que se sienta 100% orgullosa. ¿Y si fuera una propuesta del extranjero?
“Si fuera una propuesta súper interesante y de valor, que yo realmente crea que sume a la audiencia a la que va, por supuesto que sí”.
Las claves del éxito. De cualquier forma, Martha sabe lo que ha logrado y de lo que es capaz y parte de eso lo compartirá este jueves en la conferencia Cómo lograr la vida que quieres, en el Centro Cultural Teatro 1, donde le dirá al público cómo ha sabido esquivar y superar las pruebas que le ha puesto la vida.
“Híjole, yo creo que lograr la vida que quieres es un arte que tiene que ver con experiencia, con sabiduría, pero sobretodo con tu disposición y tu decisión a verdaderamente querer aprender todas las lecciones que te avienta la vida y justamente de eso vamos a hablar este 30 de agosto en esta primera conferencia abierta y pública que hago para todos aquellos que estén interesados en transformar su vida. Encontrar la forma para creer en ti mismo, para no soltar la toalla, no vivirte como una víctima pero sobre todo, tener la habilidad de cambiar la narrativa de cómo te cuentas tu historia, creo que como dice el dicho: el dolor es obligatorio pero el sufrimiento sí es opcional”.
Debayle reconoce que no todo ha sido maravilloso y que, para lograr el éxito que tiene hoy, tuvo que perderse de otras cosas, incluso, al lado de su familia. Hoy entiende que es uno de los precios que ha pagado..
“A lo largo de los últimos 30 intensos años de carrera... sin duda son las horas de sueño, debería de dormir mucho más de lo que duermo. También creo que, como empresaria, el gran precio que pago es la falta de paz y tranquilidad, porque creo que cualquier emprendedor y empresario vivimos un poco con el Jesús en la boca, siempre pensando en cómo tener una ventaja competitiva en el mercado, cómo seguir creciendo y, en su momento, como cualquier mujer y madre que trabaja de tiempo completo, seguramente horas para jugar a las Barbies con mis hijas y paciencia para sentarme a jugar a las tacitas, y que tu familia te miente la madre cuando no vas a estar en una reunión familiar y pues te pierdes de muchas cosas”.
Pero el costo beneficio es claro, asume la conductora, cuando se trata de hacer tus sueños realidad, de servir a los demás y de verdaderamente ejercer tu propósito.
“El precio no lo vives como un sufrimiento sino simplemente como una consecuencia del paquete que quieres tener”.
Con es amisma franqueza reconoce que el paso del tiempo, hoy en día, se ha convertido en su mayor temor.
“¿Sabes cuál es mi más grande miedo hoy? Yo tiendo a no ‘futurear’, soy muy del aquí y del ahora y estoy como en esta bola de nieve resolviendo el día a día y el día a día es la siguiente semana y conforme van pasando los años y te vas dando cuenta que ya no tienes 20, pues ves el futuro y la vejez bastante cerca y creo que mi más grande miedo es imaginarme con este nivel de energía, de invencibilidad, de ánimo, de fuerza, de salud, 20 o 30 años más y que así no sea y que yo no esté preparada para ese momento”.
Monedita de oro... En este transitar, Martha también comprende que, si bien tiene una audiencia cautiva, no siempre será del agrado de todo el mundo, pero asegura que, mientras tenga a las personas que ella quiere, puede estar tranquila.
“Entre más visible eres, más expuesta estás, pero creo que es algo que gracias a Dios te da la edad y qué bueno que me está pasando casi a los 51 años y que no me pasó cuando tenía 19 porque creo que, con la edad, la experiencia y la sabiduría, tiendes a estar más cómodo en tu propia piel y a tener más claro quién eres, qué estás haciendo, cuál es tu misión y cuáles son tus objetivos. Y cuando eres una persona tan enfocada, creo que todo el ruido externo pasa a un plano completamente secundario”.