Más Información
Para el director de cine y televisión David Pablos la historia, por más dolorosa que sea, debe ser conocida, con proyectos como “El baile de los 41” y “Las elegidas” quiso retratar hechos sociales que todavía son tabú para los mexicanos: la homosexualidad en la política de un México machista y la trata de personas, respectivamente.
Su interés como creador, más que enviar mensajes, pretende dar la oportunidad a las minorías de hablar y verse representados en la pantalla con la mayor cantidad de realismo posible.
“El arte habla de manera visceral y a mí me gusta hablar de situaciones que son muy dolorosas desde distinto lados porque creo que es importante ver la historia en distintas perspectivas, hablar de la diversidad y la otredad porque cuando una historia te permite eso, puedes hacer algo diverso”, dice Pablos en entrevista con EL UNIVERSAL.
Lee también Con poco público, Erik Rubín, La Sonora Santanera y La sonora Dinamita arman fiestón en Cumbia Machine
El también guionista mexicano buscó hacer eso con su última serie, disponible en Prime Video, “La cabeza de Joaquín Murrieta”, con la que cuenta la historia de una figura legendaria mexicana que fue apodado “Robin Hood mexicano”, pues durante la Fiebre del Oro en California, 1850 actuaba en favor de los mexicanos que estaban siendo despojados de sus tierras por los estadounidenses.
“Retrata una gran herida nacional y en un momento en el que hay una gran incertidumbre en la lucha por territorios y las personas que viven en esos territorios y para mí estas historias reaccionan fuertemente con el presente que estamos viviendo los mexicanos que quedan en Estados Unidos, a quienes se les promete que van a respetar sus tierras y en muchos casos no sucede, al contrario les quitan sus posesiones y hay todo un tema entre los ciudadanos que no saben si son mexicanos o estadounidenses”, explica el director.
Con la actriz de origen chino Becky Zhu Wu, Yoshira Escarrega, Alejandro Speitzer y Juan Manuel Bernal como protagonistas en su elenco reunió a actores experimentados como no actores de la comunidad Rarámuri y china con la esperanza de buscar diversidad y representatividad.
“Una de las razones por las que quise hacerlo es porque me emocionaba mucho ver estos personajes en pantalla, mujeres protagonistas, dos mujeres que además no son blancas, que son fuertes, montan a caballo, usan las armas y me sorprendía la diversidad de genotipos, fue muy rico poder trabajar con personas que vienen de distintos contextos y creo que se hizo una amalgama muy padre que se ve en pantalla porque todos estaban dispuestos a hacer equipo”, resaltó.
Lee también Los últimos momentos de Chabelo: "gracias a Dios no sufrió", dice su hijo