En sólo unos días, Vicente Fernández podía llevar a más de un millón de asistentes a salas de cine , de acuerdo con cifras alusivas a la década de los 80's.
Cifras del taquillómetro, que en su momento era proporcionadas por Películas Nacionales, empresa dedicada a promover producciones locales, destaca que tan sólo durante octubre de 1986, su cinta "Sinverguenza, pero honrado", recaudó más de 40 millones de pesos en la Ciudad de México y su área metropolitana.
En aquel periodo los boletos costaban en promedio 25 pesos, porque el cine era considerado parte de la canasta básica mexicana y se ofrecían precios populares al público.
Una cuenta matemática arroja que tan sólo en ambas entidades se vendieron en ese mes poco más de millón y medio de boletos.
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Un año antes, con "El embustero", Fernández había hecho pedazos a títulos hollywoodenses como "Los cazafantasmas" y "Gremlins".
En febrero de 1985 el filme del "Charro de Huentitán" registró 251 mil espectadores en la capital mexicana, contra los 63 mil y 125 mil butacas ocupadas, respectivamente, de los títulos estadounidenses.
Vicente era imán de taquilla. Otro dato fue que "Picardía mexicana 3", que ya no contó con su participación como en las dos primeras donde era protagonista, sólo tuvo 220 mil asistentes durante toda su corrida comercial.
“Él era un cheque al portador, las que hacía dejaban grandes cantidades de dinero”, dice Víctor Ugalde, cineasta e investigador.
“Él era el prototipo del charro cantor y el cine era para sus fans el lugar para verlo, ya que no podían hacerlo en los centros nocturnos por estar caros o lejos”, considera.
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Fernández trabajó en cerca de 40 largometrajes, siendo productor en la mitad de ellos. Su primera aparición fue en 1972 con "Tacos al carbón" al lado de Ana Martin.
"La ley del monte", "El albañil" y "El tahúr" formaron parte de una filmografía que, comenta Ugalde, debería revalorarse.
"Si uno ve 'El arracadas' (1978) es buenísimo el guión, habla de maltrato infantil, hay giros en la historia. Algo en lo que no repara la gente es que la industria se sostiene del 10 o 15% de producción llamadas películas locomotoras que arrastran al dinero, pero también al resto de filmes. A Vicente la gente lo quería ver", subraya.
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Su últimas dos cintas fueron hace tres décadas, "Por tu maldito amor" (1990) y "Mi querido viejo" (1991), años antes de que el gobierno saliente de Carlos Salinas de Gortari vendiera medios de comunicación estatales y estudios de cine.
También con el interés de empresarios privados creciente de modificar las antiguas salas de exhibición, para hacerlas de menor tamaño, pero varias en un mismo sitio e incrementando el costo del boleto.
"Se destruyó al cine popular y con él Vicente, que ya no dio el salto al cine de clase media. El sabía que era del pueblo, el que llenaba las salas. Fue el último charro fílmico que murió cuando desapareció el modelo de cine popular", concluye.
fjb