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A Helena Rojo no le importaba conservar su verdadero nombre o que este fuera sustituido por otro para impulsar su carrera como actriz, pues en su momento, le dijeron que su apellido no tenía la fuerza suficiente que su imagen necesitaba, por eso adoptó el "Rojo", pues sus consejeros relacionaban la palabra con la sensualidad y determinación que su persona requería para triunfar en la actuación.
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El verdadero nombre de Helena Rojo fue María Helena Lamadrid Ruíz y, a pesar de que este era muy distinguido, para las personas que la rodeaban y trabajaban en el medio no contaba con el potencial que requería, sobre todo, porque la actriz no tenía ningún familiar que se dedicara a su misma profesión y que sugiriera que provenía de una familia de talentos.
Todo tuvo lugar cuando doña Helena trabajaba haciendo fotonovelas, en esa época, tampoco conservó el Lamadrid Ruíz, pues intentó dos nombres más que también cambió, bajo la influencia de Raúl Velasco.
La razón por la que se le conoció como Helena Rojo
Su primer contacto con Velasco fue a través de su representante de esa época, quien la envió a que se realizara una sesión fotográfica con Aníbal Ángulo, para que las fotografías fueran enviadas al diario "El Heraldo" que, en ese tiempo, lanzaba la convocatoria de "El rostro del Heraldo", pues su equipo buscaba que la actriz se llevara este reconocimiento.
"Hicimos una fotos, (Aníbal) se las llevó a Raúl, porque el periódico lanzaba una persona al año, el rostro; ese año ya llegué tarde, entonces ya no pude entrar en la competencia de a ver a quién escogían, el caso es que, de todas maneras, me hicieron una gran promoción que siempre voy a agradecer mucho, porque (me anunciaron) como ´gente con futuro´, fue mejor que ´el rostro´", rememoró con Mara Patricia Castañeda, en una entrevista de hace un año.
A partir de ahí, a la actriz comenzaron a abrírsele las puertas de la actuación; en principio como extra y, con el paso del tiempo, con personajes que decían una o dos frases, y aunque sus papeles no eran de gran relevancia, ya necesitaba un nombre con el cuál ser anunciada en los créditos.
"A la hora en que llevaron mis fotografías (dijeron): ´-Que se llama María Helena y que no se qué´", a lo que contestaban: "´-Ah, ¿y el apellido?´ (...), ay no, necesita algo fuerte", estimaron.
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Fue así que tuvieron la idea de agregarle el Rojo, asociado con la pasión y sensualidad, aunque ella reconocía que no se sentía identificaba con esos conceptos.
"Había esta locura, que yo no encajaba en eso, que decían ´rojo, pasión, sexo...´, pero yo no estaba en ese plano, ¿verdad?", dijo, acompañada de una risa nerviosa.
"Pero de todas maneras se quedó el Rojo y ya, pero a mí no me importó: ´-Pónganme como quieran, Helena Pérez, Helena Rojo, lo que sea´", precisó.
¿Había parentesco entre Helena Rojo y María o Ana Patricia Rojo?
En esa oportunidad, la actriz aclaró que no era familiar de María Rojo ni Ana Patricia Rojo, como algunas personas llegaron a pensar en más de una ocasión.
"Ni de María, ni de Ana Patricia, ni de los Rojo, no tenemos nada que ver, así salió el nombre de la nada, sin pensar quiénes estaban o no estaban en ese tiempo", explicó.
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melc