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Debido al color de su piel, Juan Manuel Bernal, Harold Torres y Giovanna Zacarías han sido discriminados en México, mientras que Joaquín Cosío por no tener dinero.
¿Alguien más? La actriz Dolores Heredia recuerda que en su tierra Baja California, varios deseaban pertenecer a EU y el realizador Alejandro Springall ha recibido maltrato simplemente por poseer un apellido extranjero.
“Todos lo hemos vivido en el trabajo o en la propia casa, ¡mi papá decía que nos iban a comprar los gringos!”, subraya Heredia.
“Tuve una infancia sin muchos recursos”, recuerda por su lado Cosío, el intenso Cochiloco, “y mi vida en la escuela fue bastante ruda, no tenía acceso a muchas cosas porque no había dinero, había excursiones y no había cabida para mí”.
Zacarías apunta que por ser morena, no tuvo oportunidades de entrar a producciones.
“Y mis personajes eran de la pobre, la jodida, la drogadicta y de lo peor”, indica.
Todos ellos forman parte del filme Sonora, que hoy estrena en salas, ubicándose en los 30, cuando el gobierno mexicano decidió expulsar a la comunidad china.
Crónicas periodísticas dan cuenta de matanzas de decenas de personas provenientes de ese país, sólo por ser chinos.
Aprovechando la historia, Springall (Morirse está en hebreo) escribió junto con John Sayles (Piraña) una aventura en la que un grupo multisocial y étnico intenta atravesar el desierto en auto.
Está el inido guía (Cosío), la conductora fuerte (Zacarías), el racista (Bernal) y la mujer que vela por la familia (Heredia).
“Es muy actual la película y es curioso, porque cuando se escribió el guión todavía no se perfilaba ni siquiera Trump (Donald) como candidato republicano, entonces ya teníamos una historia armada y la realidad nos fue alcanzando, eso es inaudito”, considera Springall.
Sonora se filmó durante tres semanas a temperaturas de hasta 43 grados centígrados, sin viento en el desierto del Altar.
“¡Y las situaciones no eran tan extremas porque llegamos antes de que entrara el calor más agudo!”, recuerda Cosío, quien usaba peluca por su personaje.
En una de las jornadas Bernal estuvo a punto de ser picado por una víbora de cascabel que intentaba entrar por abajo de su pantalón.
Durante una jornada lograron detectar 32 víboras en la zona donde estarían filmando.
“Pero más allá de lo anecdótico, renací en ella”, indica Bernal.
Para llegar al lugar usaban un vehículo anfibio, similar a los utilizados en Irak, que garantizaba no atascarse en las arenas desérticas.
“Había días en que teníamos que filmar siete páginas, pero sólo cinco de luz, todo estaba para volverse loco”, bromea Springall.
La expulsión china de México, que vivió en el gobierno de Plutarco Elías Calles su apogeo, fue desagraviada hasta el 2000, incluyendo actos oficiales y una exposición en el Museo Memoria y Tolerancia de la capital nacional.