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Relajarse en casa luego de un día frenético es una necesidad: sumergirse frente al televisor con unas palomitas es un ritual de desconexión que muchos practican diariamente.
Quizá por ello resulta sorprendente que cada vez más personas dejen que a ese ritual se adentren los peores intrusos.
Estos días, a manera voyerista, muchos mexicanos han acompañado los pasos de "La Mataviejitas" y "La Narcosatánica", protagonistas de las series más exitosas del momento en Netflix y HBO Max, respectivamente.
La tendencia no es sólo de México, según cifras de Parrot Analytics, el número de documentales de true crimes (de crímenes reales) en streaming aumentó 63% entre enero de 2018 y marzo de 2021.
La empresa especializada en medir audiencia asegura que este género ya ha logrado captar a públicos de distintas edades, incluidos centennials, que ya se habían acercado al género por YouTube y podcast.
¿Por qué nos gusta?
México ha seguido la tendencia global, además de los ya mencionados, La dama del silencio: el caso de La Mataviejitas y La Narcosatánica, han destacado otras La dama del silencio: el caso de "La Mataviejitas" series como "El show: crónica de un asesinato" (sobre el asesinato de Paco Stanley) o Las tres muertes de Marisela Escobedo.
A partir de mañana, además, ViX estrenará "Cenizas de la gloria", que muestra casos de deportistas afectados por el crimen, como el del futbolista del club América Salvador Cabañas, quien terminó con su carrera tras un intento de asesinato.
El gusto por estos casos no es un misterio. Aunque la mayoría no lo reconozca, se sabe que la naturaleza humana está intrínsecamente atraída al morbo, incluso si socialmente éste se considera mal visto.
Mirar un accidente o sentirse intrigado por una historia de asesinato real son ejemplos de esta fascinación, asegura Alexis Solís, psicólogo y terapeuta cognitivo conductual:
“El morbo cumple algunas funciones. Nos da una falsa sensación de seguridad: esto no me puede pasar a mí por tal razón, o esto fue en un lugar lejos de mi realidad. Además, activa nuestro sistema de adrenalina y eso nos gusta, por eso vamos a ver películas de terror o los juego extremos, aunque provoquen vértigo o malestar”, detalla.
Los documentales de crímenes permiten a los espectadores explorar el lado oscuro de la humanidad desde la seguridad de sus hogares. Esto les brinda una sensación de adrenalina y la creencia de que, al conocer los detalles de un crimen, podrían haberlo resuelto ellos mismos.
Además, existe la tendencia de creer que uno podría haber predicho o entendido un evento después de conocer su resultado, algo que se denomina sesgo retrospectivo.
“Los seres humanos evolutivamente somos catastróficos, siempre estamos esperando lo peor y eso nos ha permitido sobrevivir, pero parte de esto nos lleva a querer enterarnos de lo que está sucediendo y sucedió, porque nos da una falsa sensación de protección, es decir, como ya sé qué está pasando me puedo proteger, cuando la realidad es que no”, advierte.
¿Esto nos daña?
Ante todo, habría que tener claro que esta sensación de seguridad es falsa, remarca el especialista, pues en una situación real los asesinos seriales son impredecibles. Además, ver estas series en exceso puede ser contraproducente al crear paranoia.
“Salvo esas precauciones, estas series sólo nos hablan de la naturaleza humana, durante mucho tiempo existió el debate de que si los medios tenían la culpa de la violencia, pero las personas tenemos la pulsión a la violencia y es mejor que eso se exprese en fantasías”, remarca.