Mérida.— Hace un calor tremendo en una hacienda cerca de esta ciudad yucateca, pero eso no es impedimento para detener las grabaciones de la telenovela "Tierra de esperanza".
Tampoco lo es que casi no haya señal de internet o que la zona urbana más cercana esté a muchos kilómetros de distancia. El equipo de esta telenovela está habituado a sortear cualquier adversidad.
El ejemplo de esto no está sólo en las inclemencias del tiempo, sino en la capacidad que tienen los actores y el equipo de producción para sacar adelante un producto que salga de lo convencional. "Tierra de esperanza" busca hacer honor a su nombre al ser inclusiva y mostrar otras formas de comunicación, incluyendo a un personaje sordo.
Representarlo no es sencillo. La actriz Clarisa González, de 28 años, da vida a Regina, una joven que sueña con enamorarse, pero teme ser rechazada debido a que se comunica a través de la lengua de señas.
En la vida real, Clarisa no vive con sordera, pero se ha capacitado para que su personaje se apegue a la realidad de los 2.3 millones de personas que, según el INEGI, tienen alguna discapacidad auditiva, incluyendo especialmente la sordera.
La actriz cuenta que estudia el guión dos veces: tiene que aprenderse el diálogo de forma escrita y luego transmitirlo en la lengua de señas.
En la historia, su rol cuenta con el apoyo de su familia: su madre Bernarda, interpretada por Mariana Seoane, y Sofía Castro, quien da vida a Valentina. Las actrices también han tenido que ajustar su agenda en este viaje a la península para hacer espacio a clases de esta lengua.
Cuentan con la coach Leticia Amezcua, quien les ha enseñado además la importancia de abordar con respeto esta temática en la nueva producción de José Alberto “El Güero” Castro, que se estrenará el próximo lunes en el canal Las Estrellas.
“Ahora hay más inclusión en la televisión abierta en el país, una idea de incluir este tipo de personajes que son muy interesantes, interpretados tanto por personas que tienen la discapacidad como por aquellos que la representan”, dice Amezcua.
La experta considera que el hecho de que una actriz sin esta discapacidad interprete a una persona que vive con sordera no es malo, ya que todo se fundamenta en una investigación previa y en la sensibilización.
“Hay una necesidad de inclusión de las personas con discapacidad que no debería ser tan incapacitante si los demás supiéramos lo básico de una lengua. Es como cuando llega un extranjero y sabemos lo básico para comunicarnos en inglés. Es lo mismo, saber lo básico.
“La discapacidad en realidad se disminuye, la discapacidad no es del sordo, sino de la sociedad que rodea al sordo”, asegura. Intenta mostrarse en la historia lo más cercano posible a lo que vive un sordo”, asegura la asesora de lengua de señas.
Pocos intentos
Han sido pocas las producciones que se han aventurado a incluir personajes con sordera. Un ejemplo fue en 2015, con la telenovela A que no me dejas, donde el actor Ignacio Casano interpretó a un sordo. Aquella historia en la que participaron Camila Sodi y Osvaldo Benavides fue un remake de Amor en silencio, producida por Carla Estrada en 1988, donde Omar Fierro interpretó a un protagonista con esta discapacidad.
Desde entonces hasta la actualidad, 35 años después, la vida de los sordos ha cambiado considerablemente, ya que ahora tienen la ventaja de las herramientas tecnológicas para comunicarse, como los mensajes de WhatsApp. Esto es algo de lo que está consciente Mariana Seoane, quien espera que esta producción viralice la inclusión.
“Los sordos aprenden a leer los labios, pero como madre de una niña especial en la historia, tengo que estar familiarizada con las señas todo el tiempo. Y está bien, vivimos en una sociedad donde hay muchas personas que tienen esta discapacidad. La gente encuentra ofensivo que digas que es una discapacidad, pero al final lo es”, enfatiza Seoane.