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Faisy no se equivocó al decir que el concierto EXA era una fusión generacional, porque ahí se dieron cita las estrellas consagradas y las jóvenes promesas.
Pero esta diferencia de edades no sólo se percibía en el escenario sino desde la calle donde se veían caminar a padres de familia que traían a sus hijos e hijas a ver a sus ídolos, o tal vez aprovechar para disfrutar también a aquellas estrellas que en su juventud marcaron su vida con sus canciones.
Curiosamente, a diferencia de otros eventos, fueron pocos los vendedores con los que se toparon los asistentes, a lo mucho se acercaba uno que otro a ofrecer gorras de Morat, Panteón Rococo o Los Polinesios, que vendían a 50 pesos, además de dulces, agua o paquetes de pañuelos desechables.
A diferencia de los precios de afuera del Foro Sol, en el interior podrías gastarte una pequeña fortuna, sobre todo si iban con familia.
Por poner un ejemplo, una pizza personal que normalmente está a 30 pesos, en el evento costaba 70; una paleta de hielo o una botella de agua de 250 mil 30 pesos.
La gente joven era mas respetuosa en el momento de ocupar sus lugares; si se les decía que detereminado sitio era un área para prensa o para invitados de los patrocinadores, sin discutir se retiraban, no así los adultos que discutían e incluso pedían el nombre de las personas que les impedían el paso.
También la participación de las nuevas generaciones se notaba con las dinámicas que los conductores de EXA realizaban, como realizar una ola con la luz de los celulares o cuando les pedían gritar por secciones.
Aunque el frío se dejaba sentir, ni adultos ni jóvenes o niños dejaban decaer el ánimo, porque gritaron, bailaron y cantaron sin parar.