Cannes.— En el marco del Mercado del (Marché du Film), se presentó la película "Hombres íntegros", dirigida por Alejandro Andrade, que habla del machismo, clasismo, homofobia y racismo que se gesta en algunas escuelas de élite en México.

Para Andrade, tener la oportunidad de traer este filme al mercado fílmico más importante del mundo es el primer paso para el lanzamiento mundial de su cinta, que planea en conjunto con un agente de ventas internacional.

El realizador mexicano explicó a EL UNIVERSAL que esta película viene de “una necesidad personal de contar una historia”, respecto a cómo veían su coguionista, Armando López, y él el mundo en el momento en el que ambos estudiaban en una escuela elitista como la que se retrata en el filme.

“La película habla de un sistema de valores y una forma de pensar que no hemos podido vencer: del clasismo, racismo, machismo y homofobia, de cómo esos grupos van haciendo sufrir a las mujeres y a todos aquellos que no forman parte de esa masculinidad blanca dominante”, reflexionó el director, quien dijo haber sufrido este mal social en carne propia.

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“El problema del machismo es que crea una armadura en la que los propios hombres no pueden acceder a sus emociones porque se les hace ver como débiles y cobardes”, aseguró.

Para lograr aproximarse a esta historia, Andrade se basó tanto en sus propias experiencias de adolescente como en vivencias de los jóvenes actuales, para contrastar los tiempos que ahora ellos viven.

“Desgraciadamente, encontramos que los mismos temas siguen presentes, la misma doble moral, sólo que ahora los adolescentes ocultan más su machismo y homofobia, de alguna manera hay una preocupación por ser políticamente correctos en las redes y en el discurso, pero en su vida privada y en sus círculos nada ha cambiado”.

Para el cineasta, lo principal era dar con chicos que pertenecieran a ese entorno, para evitar caer en imitaciones y crear un retrato lo más auténtico posible.

“Queríamos evitar poner al ‘fresa’ caricaturizándolo. Buscamos personas reales que fueran o hubieran ido a esas escuelas y que estuvieran dispuestas, porque el guión es bastante complicado, los personajes viven situaciones muy extremas”.

Para lograr esa organicidad en los personajes trabajaron durante varios meses con el elenco, realizando lecturas de guión:

“Ellos son los que nos decían, ‘eso ya no se dice, ahora hacemos esto’, entonces fuimos haciendo adaptaciones y ellos mismos nos sugerían quién podría hacer qué personaje”, relató.

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Para lograrlo, Alejandro contó con la ayuda de Joaquín del Paso, director de El hoyo en la cerca, quien ya había hecho casting en escuelas. Al llamado llegaron 300 postulantes, de los que, tras varias pruebas, consiguieron dar con sus ocho protagonistas.

“Estos chicos también pasaron por un proceso emocional profundo en el que fueron transformándose. Hicimos un making off y en una de las entrevistas los chicos hablan de cómo desde la primera semana del taller sintieron cambios”, detalló Andrade.

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