Si apilaran los VHS que poseen, con un grosor promedio de tres centímetros cada uno, la columna superaría a la Torre Latinoamericana que cuenta con una altura de 182 metros —incluyendo la antena—, y apenas quedaría por debajo de la Torre Mayor, que es el rascacielos más alto en la Ciudad de México.

Entre ambos suman más de 6 mil películas en ese formato, desaparecido oficialmente hace casi dos décadas con la llegada del DVD.

Si bien las películas en CD se posicionaron gracias a la mercadotecnia que las anunciaba por tener un sonido que podía registrar la caída de un alfiler y una imagen alejada del granulado tradicional —además de no necesitar rebobinarse— para Castro y Rodríguez el amor al VHS apela a la nostalgia.

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“Hay gente que adquiere un VHS por el recuerdo, para ponerlo en el librero aunque no tengan cómo reproducirlo, pero es para sentir algo que tuvieron quizás en su infancia y volver a vivirlo”, dice Dirceu Castro a EL UNIVERSAL.

Oskar tiene anécdotas de cuando era pequeño: dice que acostumbraba llegar de la escuela y sentarse a ver películas con las cortinas cerradas para que se viera bien.

“Mi papá me decía que parecía vampiro. Luego él mismo se convirtió en fan del cine y tenía su propia colección, más pequeña”, relata.

En su caso comenzó con el coleccionismo cuando, en su adolescencia, compró una versión pirata de Alien que antes de terminar, comenzó a rebobinar porque las cintas no alcanzaban para más de dos horas de grabación normal y el título duraba más.

Fue ahí que comenzó a ahorrar y comprar originales. Sólo o con amigos recorría las bodegas que se encontraban en la zona centro de la capital y fue incrementando su acervo.

“Cuando vivía con mi mamá mi colección no era tan grande, pero después ya con casa vi el clóset de ropa y lo atasqué de videos, ya no fue suficiente y comenzó a extenderse”, cuenta Oskar divertido.

Un lujo no tan caro

En los primeros años del nuevo siglo, las videocaseteras dejaron de producirse, la gente comenzó a regalar o tirar su acervo y en tianguis podía conseguirse la trilogía de El Padrino en menos de 50 pesos y títulos de Disney en menos de 10 pesos, porque aparte tenían frente a sí a la piratería.

Pero al menos en el último sexenio el Video Home System, nombre real del formato, ha tenido un revival en Internet en México, cuando se organizaron grupos de compra y venta con hasta 3 mil miembros.

¿Los precios? No son altos. En promedio rondan los 50 y 100 pesos, nada que ver con los más de mil euros (unos 24 mil pesos) que un coleccionista en Europa desembolsó por El cristal encantado, en su caja original, película de 1982 dirigida por Jim Herson y Frank Oz.

En el caso de Dirceu, de 43 años, gasta en promedio 500 pesos mensuales aunque ya se prometió a sí mismo dejar de comprar materiales que luego, por tiempo, no alcanza a ver.

“Luego me hago de ciertos lotes, me quedo con algunos y los otros los vendo”, se sincera en entrevista.

Títulos raros de conseguir, que se quedaron en ese formato, como El resucitador (1990), secuela de Reanimator; El escapulario, filme nacional de los 60 y Sociedad de mutantes, de fines de los 80, forman parte del acervo de estos coleccionistas. “Tengo un título, Zombie (1979), es italiana y viene en español. Alguien de Australia me ofreció mil dólares (unos 20 mil pesos), pero no, sólo si tuviera una emergencia”, dice Dirceu.

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Larga vida al VHS

Los cuidados para el VHS son variados. Hay quien los guarda en bolsas de plástico para evitar que la humedad genere moho en la cinta y algunos los recorren cada cierto tiempo, además de reproducirlos para disfrutar el contenido.

A diferencia del LP o vinilo, cuyas reediciones se colocan en tiendas especializadas y existen puestos callejeros con varios a la venta, merced a la fabricación de tornamesas, el VHS no correrá con la misma suerte, consideran Oskar y Dirceu.

El último reproductor dejó de producirse en 2016, 10 años después de editarse Una historia violenta, protagonizada por Viggo Mortensen, considerado el último VHS.

Hace dos años una compañía consiguió permiso para reeditar Mandy (2018), de Nicolas Cage , y que fue pasada al sistema 4:3. En pocas horas en la página de Witter Entertainment se agotaron los ejemplares.

Lo mismo pasó con Red Christmas y Nightmare cinema. Pero hasta ahora ninguna empresa ha anunciado la fabricación de reproductores de VHS.

“Esto va a vivir un tiempo de nostalgia y el gusto por coleccionar, pero se irá apagando con nuestra generación, lamenta Dirceu.

Oskar es más positivo sobre el futuro: “Me ha sorprendido que hay muchos chavos que están comprando, pero creo es más por nostalgia por tener algo que vieron con sus padres. Sacar el casete, regresarlo a su estuche, era otra cosa”.

ORGULLO CINÉFILO

6 mil PELÍCULAS

suman a la fecha la colección de casetes de Oskar Rodríguez y Direceu Castro

100 PESOS

Puede costar un VHS original en los grupos de compra y venta; títulos como El padrino se pueden conseguir hasta en menos de 50 pesos.

24 mil PESOS

se llegan a pagar en el mercado por cintas como El cristal encantado, 1982.

DIRCEU CASTRO

Coleccionista

"Hay gente que adquiere un VHS por el recuerdo, aunque no tengan cómo reproducirlo. Es para sentir algo que tuvieron en su infancia”

EL DATO
La película más vendida en este formato fue El rey león (The lion king), de 1995.

LA JORNADA DEL VHS

Llegada al mercado:

el VHS fue inventado por la empresa de electrónica japonesa JVC en la década de los 70. El drama surcoreano The young teacher fue el primer estreno.

Capacidad:

gracias a su longitud, la cinta de un casete permitía un tiempo de reproducción de entre cuatro y cinco horas.

Salida del mercado:

la última película que llegó en este formato fue Una historia violenta (A history of violence), de 2005. La última videograbadora la hizo Funai Electric de Japón en 2016.